Cosméticos halal, la nueva moda de París
Los productos de belleza adaptados a los preceptos del islam seducen también a las veganas y las amantes de lo natural
En una galería de los Campos Elíseos, la avenida comercial más famosa y una de las más chics de París, se ha instalado la primera tienda especializada únicamente en cosméticos halal. Todo un símbolo del avance en el mercado occidental de productos elaborados para ser compatibles con los preceptos del Islam. Si las carnicerías y los supermercados de comestibles halal ya forman parte del paisaje, el próximo peldaño podrían ser las perfumerías. Lacas de uñas con los colores de la temporada, maquillaje, rímel, sobra de ojos, pintalabios rojo intenso... En Hasna Cosmetics todos estos productos de belleza –bien dispuestos en una pequeña pero lujosa superficie– se combinan con el velo islámico. La propietaria del comercio, Amel, lo lleva. Es un fular negro atado a la nuca que recoge y oculta el cabello. Muchas de sus clientas también lo usan. Aunque no todas.
Los cosméticos halal gozan de una gran aceptación entre otro colectivo en auge: las veganas estrictas. Puesto que se trata de productos libres de porcino –condición que en general se extiende a la grasa animal–, de alcohol y, en el caso de la laca de uñas, son permeables para dejar pasar el agua de las abluciones previas a los rezos, se están abriendo un hueco en el mercado healthy. Por fuera, lo único que les distingue es el símbolo octogonal que acredita que cumplen con la ley islámica. Un logo que se asocia a lo ecológico.
“No nos sorprende que se haya abierto una tienda, pero responde a una voluntad de hacer negocio, no a una cuestión religiosa”, advierten en el Consejo francés del culto musulmán. En Francia, donde viven unos seis millones de musulmanes, el potencial del sector es innegable. Los propietarios de Hasna se decidieron abrir un comercio físico después del éxito cosechado en internet con la puesta en marcha, en el 2013, de una página de venta en línea de maquillaje halal.
Hasta entonces, la mayoría de empresas que vendían este tipo productos estaban en el extranjero. El éxito fue inmediato. “La demanda es muy fuerte”, reconoce Amel. A juicio de la propietaria del establecimiento, la existencia de cosméticos siguiendo las leyes de la sharia ha favorecido que muchas mujeres musulmanas que antes no se maquillaban se animen a hacerlo. “Se sienten mucho más cómodas”, afirma.
La mayoría de los productos se fabrican en Turquía, países asiáticos y en los Emiratos a precios relativamente asequibles. Algunas grandes marcas también han querido penetrar en este mercado, aunque lo hacen implantándose en países musulmanes. En Europa, una de las primeras empresas de cosmética que ha obtenido el certificado halal, otorgado por Emirates Authority for Standardization & Metrology (ESMA) es Natura Bissé, firma catalana de gama alta que apuesta firmemente por la expansión en Oriente Medio y en la zona de Asia y el Pacífico.
Pero no se trata tan sólo de una cuestión religiosa. La demanda de certificaciones ecológicas, que garanticen que no se ha experimentado con animales, ni utilizado productos químicos, ha crecido mucho en los últimos años. Según Amal, muchas clientas aportan a otras que, aun no siendo musulmanas, consideran que son una garantía de que no se ha maltratado ningún animal ni utilizado productos químicos en el proceso de fabricación. “Muchas son adeptas de lo natural”, constata la propietaria.