Autoridad en el césped y en la grada
Sánchez Flores se ofrece para mediar entre el club y los grupos de animación, a los que tiende la mano
Sant Adrià de Besòs
Me he ofrecido al club por si necesita algún tipo de mediación. Estoy dispuesto a reunirme con quien sea para que todo el españolismo esté dentro del estadio”. Si algo no se le puede reprochar a Quique Sánchez Flores es carecer de criterio propio o no ponerlo en práctica, dentro y fuera del campo. El técnico demostró ayer que no sólo estaba bien informado del desencuentro entre el club y La Curva, el principal grupo de animación españolista, y de la reciente decisión del consejo de administración de clausurar sine die la grada de animación de Cornellà, sino que incluso reveló que él mismo se había postulado como mediador entre la entidad y el colectivo.
“Todo el que sienta el españolismo y anime dentro de un orden debe estar en el estadio –prosiguió el técnico en una declaración que tenía poco de gratuita–. Ojalá se solucione todo lo antes posible”. A su equipo no le iría nada mal. Esta tarde vuelve a buscar su primera victoria casera para tratar de reconducir el peor arranque liguero del Espanyol en su estadio. Y el actual ambiente enrarecido no ayuda. “Empezamos la temporada compitiendo mal y la ansiedad es más fácil tenerla en casa. Ahora debemos superar también la prueba de jugar en Cornellà”, señaló al respecto.
Sin embargo, hoy la grada de animación volverá a estar clausurada tanto para La Curva, cuyos miembros han sido distribuidos por diversos sectores del estadio, como para la Juvenil, agrupada en el sector que había ocupado las dos últimas temporadas. Los dos colectivos aceptaron esta temporada reagruparse bajo la denominación común de La 1900, una nueva marca impulsada por el club, renunciando a sus propias pancartas y limitando su imagen al propio merchandising, principalmente bufandas, gorras y camisetas. Incluso pactaron la distribución del megáfono para dirigir los cánticos de la grada, también consensuados y sin referencias a ninguno de los dos grupos. Pero las diferencias no tardaron en aflorar. Que el club nombrase como su interlocutor a un viejo conocido de ambos colectivos con antecedentes penales por violencia rompió la baraja. La Curva no lo aceptó.
Lo que ha seguido ha sido la persecución por parte del club de cualquier conato de violencia, indisciplina o crítica expresa a la entidad con el envío de más de medio centenar de burofaxes a sus protagonistas anunciándoles la apertura de expediente o directamente su expulsión. Es el caso de los seis socios identificados por la Ertzainza en
“Todo el que sienta el españolismo y anime dentro de un orden debe estar en el estadio”
San Sebastián, donde un sector surgido de La Curva, RCDE Firm, explicitó a través de las redes sociales una quedada frustrada con radicales de la Real Sociedad.
El pasado domingo, una treintena de ultras txuriurdin y del Alavés esperaban en Vitoria a ocho miembros de La Curva a quienes, según algunos miembros de este colectivo, habría vendido la Juvenil. Fue la gota que colmó el vaso para que el club convirtiese en definitiva la suspensión temporal de La 1900.
El interrogante es qué pasará con La Curva esparcida. En el última partido de Cornellà el grupo respondió al cierre de la grada con una manifestación en el exterior del estadio. Hoy llama a la calma y a apoyar al equipo como viene haciendo desde su nacimiento en Montjuïc en el 2003, con la Juvenil en su seno. Entonces, el club pactó su articulación para acabar con los reductos de las Brigadas Blanquiazules y con la guerra de banderas (entre catalanas y españolas y viceversa) que se vivía en la grada desde los últimos años de Sarrià. Desde ese momento, el principal grupo de animación españolista no ha exhibido más símbolos ni colores que los del club.
El propio club impulsó en Montjuïc el nacimiento de La Curva para acabar con la guerra de banderas