Y LOS BANCOS TAMBIÉN LLORAN
Todo indica que la Société Générale, uno de los principales bancos de Francia, deberá devolverle al Estado 2.200 millones de euros. En 2008, en el marco de la gran quiebra del casino, la Société Générale denunció a uno de sus agentes de bolsa, Jérôme Kerviel, haciéndole responsable de unas pérdidas de 4.900 millones de euros. El banco quiso hacer creer que Kerviel era el culpable de las apuestas fraudulentas de la entidad. El Estado compró esa versión y entre 2009 y 2010 concedió al banco una exención fiscal por valor de 2.200 millones para ayudarle a recuperarse de tal fechoría. El problema es que nadie se creía que el banco hubiera sido tan ingenuo como para no estar metido hasta el cuello en los juegos de manos financieros de Kerviel. El empleado admitió haber especulado, pero alegó lo que todos pensaban: que tales operaciones no podían haberse realizado en ningún caso sin el conocimiento de la entidad. Pese a ello el empleado fue considerado responsable exclusivo y condenado a cinco años de cárcel, dos de ellos en suspenso, de los que cumplió 150 días. El caso se fue politizando. Una cosa era que el banco contara un cuento de hadas y otra que encima el Estado le premiara el cuento con 2.200 millones. En septiembre se rebajó la acusación contra Kerviel en apelación. Considerando que el banco también fue responsable de las enormes pérdidas, condenó a Kerviel a pagar un millón de euros. Ahora parece que el banco tendrá que devolver 2.200 millones. A escala financiera esta es también una pequeña victoria del arrabal.