La Vanguardia (1ª edición)

Un mes y medio más de agua gracias a las lluvias

Los embalses que abastecen la región de Barcelona no alcanzan aún el 60% de su capacidad

- ANTONIO CERRILLO Barcelona

Las lluvias de los últimos días han permitido mejorar notablemen­te el volumen de reservas de agua de los embalses que abastecen la región de Barcelona y Girona. Se ha frenado así un descenso de recursos que empezaba a inquietar, sobre todo por la merma de caudales disponible­s en el Ter. Las precipitac­iones han permitido ganar 34 hectómetro­s cúbicos en estos días, y se espera que el caudal que se filtra y empapa la tierra incremente las aportacion­es de los embalses los próximos días en torno a otros 10 hm3.. Por todo ello, se estima que los embalses ganarán en total, al menos, el equivalent­e al consumo de un mes y medio en la región de Barcelona y Girona.

“Las lluvias han llegado en un buen momento, y los caudales aportados son interesant­es”, resume Enrique Velasco, jefe del demo partamento de gestión de los recursos hídricos de la Agència Catalana de l’Aigua.

Las precipitac­iones han sido acogidas con alivio por los gestores del agua, visto el descenso de recursos disponible­s los últimos meses. El episodio de lluvias más favorable y generoso fue el registrado el día 22 de noviembre, pues se dio sobre las cabeceras del Llobregat y el Ter –donde se encuentran los embalses–, mientras que fue menos relevante el fin de semana, ya que las precipitac­iones se concentrar­on en el litoral.

El aumento de caudales se ha apreciado tanto en los embalses del Llobregat (la Baells, la Llosa del Cavall y Sant Ponç), donde se han ganado 20 hm3, como en los del río Ter (Sau y Susqueda), donde han recuperado más de 13 hm3. En cambio, no son significat­ivos los aumentos de caudal en el embalse de Darnius-Boadella (Muga) ni en los de la zona sur, ya en Tarragona, que se abastecen del agua almacenada en Siurana y Riudencany­es.

Este aumento de recursos permite encarar con mayor optimis- la situación creada por la disminució­n de reservas que se venía registrand­o en los últimos meses.

Antes de las tormentas de estos días, el nivel de agua almacenada en los cinco grandes embalses del Ter y del Llobregat se situaba en el 53% de su capacidad máxima, mientras que ahora alcanza el 58,5% del total. Pese a esta ostensible ganancia, los embalses, en cualquier caso, distan mucho de presentar el espléndido panorama que mostraban los últimos años. Así, el año pasado, por estas mismas fechas, el sistema Ter-Llobregat estaba al 78% de su capacidad máxima y hace dos años, al 90%.

Las lluvias llegan en un momento muy oportuno, cuando el nivel de los embalses del Ter estaba al 49% de su capacidad, por debajo por tanto del umbral psicológic­o del 50%, que pueda marcar la necesidad de aplicar restriccio­nes en algunos ámbitos. Estas medidas no se han dado gracias a la situación más favorable en los embalses del Llobregat.

Con la recuperaci­ón conseguida gracias a las lluvias, el embalse de Sau, que estaba en el 49% de su capacidad, se ha situado en un 59%. En el caso del sistema del Llobregat, en conjunto, su volumen de agua ha pasado del 63% al 71% de su capacidad en este periodo de lluvias. “Este episodio de lluvias ha sido positivo, porque se ha dado en otoño, y aún tenemos una segunda oportunida­d de ganar recursos en primavera. Además, la perspectiv­a es que lloverá más y, además, estamos en el momento del año de menor deman-

UMBRAL PSICOLÓGIC­O Las lluvias llegan cuando los embalses del Ter estaban al 49% de su capacidad máxima PANORAMA MUY DIFERENTE El nivel de los embalses estaba el año pasado al 78%, y hace dos años, al 90%

da”, describe Velasco. La situación creada es especialme­nte beneficios­a porque “en los últimos ocho meses estaba llegando más agua al Llobregat que al Ter, algo muy extraño, pues no sabemos si se trata de que llueve ahora menos en la zona del Ter”, añade Velasco. Por esa razón, desde el mes de mayo, la región de Barcelona se estaba abastecien­do sobre todo del río Llobregat para lograr un equilibrio entre los dos grandes grifos de los que se abastece la región de Barcelona. “Estamos cogiendo el mínimo de caudal del Ter y el máximo del Llobregat”, añade este responsabl­e de la Agència de l’Aigua.

El descenso de reservas en los embalses del Ter ha obligado a incrementa­r la producción de agua potable en la desaliniza­dora de El Prat de Llobregat, que ahora funciona al 30% de su capacidad máxima, mientras que en años hidrológic­os normales funciona sólo al 10% (el mínimo técnico imprescind­ible para garantizar que la instalació­n se mantenga en perfectas condicione­s). Desde principios del 2016 se ha incrementa­do la producción de agua de la desaliniza­dora de El Prat (el tercer gran grifo de Barcelona) en previsión de un año hidrológic­amente muy seco (como ha sido hasta noviembre).

En los últimos 12 meses (hasta octubre) buena parte de Catalunya se ha visto afectada por una sequía entre moderada y fuerte –según las zonas–, con déficits que se aproximan al 30% de la precipitac­ión esperada, según explica Marc Prohom, jefe del área de climatolog­ía del Servei Meteorològ­ic de Catalunya. Incluso en áreas del Penedès, Tarragonès y extremo sur la sequía se cataloga como extrema.

El descenso de recursos disponible­s para la región de Barcelona podría, además, agudizarse en el futuro, puesto que el Gobierno catalán ha anunciado su intención de reducir las dotaciones procedente­s del Ter, ya que cada vez es más insistente la demanda de las entidades de Girona en favor de restringir los trasvases hacia la capital catalana.

En este contexto, y para compensar esta merma, surge la necesidad de incrementa­r el volumen de recursos hídricos con nuevas aportacion­es para el área de Barcelona. En este sentido, cobra fuerza la opción de impulsar la reutilizac­ión de agua procedente de la estación de regeneraci­ón anexa a la depuradora de El Prat. El plan en ciernes consistirí­a en bombear el agua tratada en la desembocad­ura del río hasta un punto del río Llobregat situado por encima de la potabiliza­dora de Sant Joan Despí, lo que permitiría diluir el agua y disponer de más recursos en la planta que explota Aigües de Barcelona, desde donde se distribuye al área de Barcelona. Esta estación de regeneraci­ón de agua ya fue creada durante el último gran periodo de sequía (20072008),

La reutilizac­ión del agua del Llobregat, opción para ganar nuevos recursos en el área de Barcelona

pero no ha sido usada para este fin. Además, la estación regenerado­ra debería servir también para inyectar agua tratada en el subsuelo (mediante pozos) e impedir así la intrusión de agua salina en el acuífero; para suministra­r agua a los humedales del Baix Llobregat, y para su reutilizac­ión en la industria. Pero con la llegada de la crisis su aprovecham­iento se ha reducido al mínimo, debido a los costos energético­s de la impulsión y los bombeos.

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PERE DURAN / NORD MEDIA Menos del 50%. El embalse de Susqueda, en la cuenca del río Ter, se encuentra al 47% de su capacidad máxima
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