El UKIP elige como líder a un neofascista que vivió en Barcelona
Paul Nuttall, el nuevo líder del UKIP, sostiene que no vivimos en los tiempos de la posverdad como dicen los politólogos, sino de la posmentira. Y que las víctimas del engaño son sobre todo las clases trabajadoras abandonadas por el establishment, con cuyo dinero se ha rescatado a los bancos, y cuyos trabajos van a parar a los inmigrantes o deslocalizados a China o India.
Nuttall, un firme aliado de Nigel Farage (padre espiritual del UKIP), ha conquistado el liderazgo del partido con un 62,5 % de los votos. Pero así como su mentor puso énfasis en dar la batalla a los conservadores y empujarles a salir de Europa, él se ha marcado el objeto de robar votos al Labour, sobre todo en el norte de Inglaterra.
El nuevo líder de la ultraderecha parlamentaria inglesa es un eurodiputado de 39 años, gran amante del fútbol (jugó en los infantiles del Tranmere Rovers, tercer equipo de Liverpool) y de la ciudad de Barcelona, donde vivió y trabajó una temporada, desde que acabó la carrera hasta que consiguió empleo como profesor de historia, especializado en la época eduardiana. Niega que el cambio climático sea un problema, y ha dicho que “habría que arrojar a la líder independentista escocesa Nicola Sturgeon a los pies de los caballos”, y que habría que redefinir la libertad de movimiento de trabajadores que defiende la UE como “la libertad de movimiento en Europa de la yihad islámica”.
Mientras tanto, Farage ha expresado la intención de trasladarse por un tiempo a Estados Unidos, para estar cerca de su amigo Donald Trump, e intentar ejercer de embajador cuando menos extraoficial del Reino Unido en Washington, dado que la primera ministra Theresa May no ha cedido a las presiones para designarlo emisario con todas las de la ley. De todos modos, el UKIP (y Nuttall) difícilmente se podrá deshacer de su larga sombra.
Las conexiones entre el trumpismo y el brexismo son palpables, y si el lema electoral de Trump fue “Hagamos otra vez grande a América”, el de Nuttall es “Pongamos otra vez el grande delante de Bretaña”. No muy sofisticado, pero atractivo para los nacionalistas y nostálgicos imperiales tanto de derechas como de izquierdas. “Tenemos que concentrarnos en las cosas que de verdad importan a la gente ordinaria, como la inmigración, la delincuencia, la seguridad y la defensa, y asegurarnos de que los nativos están a la cabeza de la cola a la hora de conseguir los empleos”, señaló en su discurso de aceptación, tras derrotar claramente a Suzanne Evans y John Rees-Evans. Pero no le va a resultar fácil resolver las diferencias internas que están en el ADN del grupo, y que hicieron que su predecesora, Diana James, sólo durase 18 días antes de devolver las riendas a Farage. Él no disputó el cargo el año pasado a pesar de ser el favorito, pero ahora ha aceptado el relevo.
Paul Nuttall, profesor de historia de 39 años, se marca el reto de robar votos de izquierda al Labour