Mas quiere ganar el referéndum para negociar con el Estado español
El expresident garantiza que su partido impedirá todo intento de inseguridad jurídica
“No queremos el referéndum para ganar y cortar por lo sano, sino para ganar y sentarnos a negociar con el Estado español” la separación de Catalunya. Éste es el espíritu con que el expresidente de la Generalitat, Artur Mas, afronta la celebración del referéndum para decidir sobre la independencia de Catalunya fijada para septiembre del 2017, seguro de que “si se gana, entraremos en un proceso irreversible de negociación, en el que se tendrán que repartir cargas y beneficios”, según explicó ayer en el transcurso de una conferencia –“2017, un año decisivo para Catalunya”– pronunciada en el marco de los Dinars Cambra organizados por la Cambra de Comerç de Barcelona.
“El escenario de negociación será el mejor para todos, porque la posibilidad del no acuerdo no es económicamente asumible ni por España ni por la Unión Europea ni tampoco sería buena para Catalunya”, enfatizó el actual presidente del Partit Demòcrata Europeu Català (PDECat), la antigua CDC. Un pronóstico que Artur Mas formuló aun siendo consciente de que en el momento político actual es “altamente improbable” que el Estado acepte negociar el referéndum de autodeterminación, porque, a pesar de ello, está plenamente convencido de que esta negociación se acabará produciendo “en el momento en que Catalunya haya acumulado fuerza suficiente, social y política, para constituirse en Estado y esta realidad sea evidente ante España y la comunidad internacional”. Y la evidencia, a su entender, podría producirse si el independentismo gana el referéndum por más del 50% de los votos, con una única salvedad: “O es un referéndum con todas las de la ley o no habrá referéndum y será la prueba clara del conflicto con el Estado”.
El expresidente de la Generalitat dio por hecho, en realidad, que, mientras la parte española y la catalana mantengan sus posiciones enfrentadas sobre cómo deben resolverse las demandas soberanistas planteadas por Catalunya, el conflicto será inevitable que se produzca a lo largo del 2017. Un escenario en el que, de todos modos, vaticinó que “las instituciones catalanas no forzarán en ningún caso situaciones de inseguridad jurídica personal o empresarial”, porque hacerlo sería un “error estratégico”, de manera que “si alguien dentro del mundo soberanista tiene la tentación de jugar esta carta otros dentro del mismo mundo soberanista lo impediremos, porque tenemos fuerza para hacerlo”, garantizó. “Mi partido lo impedirá”, remachó explícitamente en velada referencia a la CUP, con la que también marcó distancias al declararse “en desacuerdo con las pequeñas desobediencias al Estado que no le hacen ni cosquillas”.
Ante un auditorio formado por representantes del mundo económico y empresarial y que contó con la presencia del conseller de Empresa, Jordi Baiget; el secretario del Govern, Joan Vidal de Ciurana; la directora general de Coordinació Interdepartamental, Elsa Artadi, y dirigentes del PDECat como Albert Batet o Montserrat Candini, Artur Mas reiteró su voluntad de no volver a optar a la presidencia de la Generalitat. “En circunstancias normales, y espero que cuando llegue el momento lo sean, no tendría que volver a presentarme”, zanjó después de haber dejado la puerta abierta con una enigmática alusión a “escenarios electorales con candidaturas más complejas” que seguramente sorprendió a más de uno.
“O es un referéndum con todas las de la ley o no habrá referéndum y será la prueba clara del conflicto con el Estado”