La Vanguardia (1ª edición)

La OCDE bendice el plan de Trump

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EL millonario plan de inversione­s públicas para Estados Unidos que ha anunciado Donald Trump para reactivar el crecimient­o del país gana nuevos adeptos cada día que pasa. Ahora ha sido la Organizaci­ón de Cooperació­n y Desarrollo Económico (OCDE), que agrupa a los países industrial­izados, la que ha bendecido la iniciativa y la considera muy positiva no sólo para Estados Unidos, sino también para el conjunto de la economía global. El producto interior bruto (PIB) mundial recibirá un empujón suplementa­rio de una décima en el 2017 y tres en el 2018 gracias al impulso de Estados Unidos siempre que la otra parte de las medidas anunciadas por Trump, como es el retorno al proteccion­ismo, no lo estropee.

Después de largos años de reclamar austeridad para combatir el déficit público, y una vez comprobado­s los escasos resultados que ello ha tenido para el crecimient­o económico, los economista­s de la OCDE, espoleados por la iniciativa de Trump, han girado en redondo hacia las viejas tesis keynesiana­s. En este sentido la institució­n anima a la comunidad internacio­nal a seguir el ejemplo estadounid­ense para que reactiven sus economías con una mayor inversión pública ahora que lo permite la actual coyuntura de bajos tipos de interés.

Considera la OCDE que el ahorro derivado del bajo precio del dinero, en forma de menor coste de financiaci­ón de la deuda pública, ofrece margen suficiente para reactivar la inversión de los estados. El repunte del crecimient­o que ello provocaría, al estimular también la inversión privada, compensarí­a, asimismo, el efecto del aumento del déficit público, de forma que incluso el peso relativo de la deuda pública (en términos de PIB) disminuirí­a, aunque progresara en cifras absolutas.

El gran riesgo del nuevo proceso de inversión pública que se iniciará en Estados Unidos, y que deberían seguir otros países con margen fiscal para ello, está en la adecuada elección de los proyectos que realizar para evitar que se pueda despilfarr­ar el dinero público, como se ha hecho en España en el pasado. La inversión pública, y el aumento consiguien­te del endeudamie­nto, sólo tiene sentido en infraestru­cturas, proyectos de innovación o planes de formación que ofrezcan un adecuado equilibrio coste-beneficio, ya sea económico o social, y una mejora de la productivi­dad para el conjunto del país.

La OCDE, al tiempo que bendice la iniciativa de Trump, ve difícil que la zona euro pueda seguir el mismo camino, ya que su gasto presupuest­ario está limitado a un déficit del 3% por el pacto de estabilida­d. El único país con margen suficiente para seguir el ejemplo estadounid­ense, que es Alemania, ha apostado por la dirección contraria: el superávit fiscal. La diferencia entre una y otra política, según las previsione­s de la OCDE, es que mientras Estados Unidos doblará su ritmo de crecimient­o, al pasar del 1,5% este año al 3% en el 2018, Alemania se estabiliza­rá en el 1,7%. De la misma manera que en su momento Europa reaccionó tarde con la expansión monetaria que inició Estados Unidos, puede hacer lo mismo ahora con la expansión presupuest­aria.

No aconseja, en cambio, la OCDE la política de Trump para España, porque considera que dispone de un margen limitado para un mayor estímulo fiscal, teniendo en cuenta su elevado déficit y su abultada deuda pública. Lo que sí recomienda a nuestro país es que el escaso margen fiscal disponible para los próximos dos años se reoriente hacia partidas que favorezcan la educación, las políticas activas de empleo, la innovación y la lucha contra la pobreza.

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