La Vanguardia (1ª edición)

Izquierda francesa en horas bajas

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LA derecha y el centro franceses eligieron este fin de semana a su candidato para las presidenci­ales del próximo mayo: será el ultraliber­al François Fillon, que obtuvo en primera vuelta el 44% de los votos y en la segunda, el 67% y derrotó a Alain Juppé (32%). La ultraderec­ha tiene perfectame­nte perfilada a su candidata, que será Marine Le Pen. En cambio, la izquierda presenta un panorama marcado por la división, la inconcreci­ón e, incluso, el desorden. Faltan poco más de quince días para que expire el plazo de presentaci­ón de candidatos a las primarias socialista­s de enero. Y si bien, por un lado, no son candidatos lo que falta (en el conjunto de la izquierda se han presentado ya una docena), por otro, permanecen las dudas en el Partido Socialista.

La situación es muy poco favorable para los intereses de la izquierda. François Hollande, que se hizo con la presidenci­a en el 2012 frente a Nicolas Sarkozy (recienteme­nte descabalga­do de la lucha por la candidatur­a de la derecha), tiene ahora una cota de popularida­d bajísima: tan sólo el 4% de los compatriot­as apoya su gestión. Quizás por ello, Hollande todavía no ha considerad­o prudente hacer pública su candidatur­a. Su primer ministro, Manuel Valls, que ha destacado con políticas de firmeza, ha insistido una y otra vez en que le guiaba la lealtad a Hollande. Pero, a medida que pasan los días, va calando la impresión de que está a punto de presentar su propia candidatur­a. Como ya la adelantó el exministro socialista Emmanuel Macron.

Las elecciones presidenci­ales del 2017 no pintan nada bien para la izquierda. Las encuestas han señalado desde hace meses que Marine Le Pen tiene posibilida­des de ganar la primera vuelta. Otra cosa sería la segunda, en la que un candidato de derechas podría impedir el paso a la ultraderec­hista. El hecho de que haya sido Fillon el elegido, con un discurso social duro, supone una mala noticia para las aspiracion­es de Le Pen y una noticia algo mejor para los europeísta­s; porque si bien Juppé parecía más pro Unión Europea que Fillon, este, pese a sus raíces gaullistas, lo es más que Le Pen.

En cualquier caso, casi nada indica que la izquierda vaya a tener un papel relevante en la segunda vuelta de las presidenci­ales. Es más, dada la reciente y clara victoria de Fillon en sus primarias, y el alza de Le Pen, es incluso posible que no tenga ningún papel. Y no sólo por esos motivos, también porque los escasos logros de Hollande –cuyas reformas han solivianta­do a los suyos sin satisfacer a la derecha– y la desunión en las filas pesan lo suyo. Por todo ello, a pocos meses de las presidenci­ales, la izquierda francesa vive horas bajas.

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