La Vanguardia (1ª edición)

Normas de comportami­ento en los lavabos

- Quim Monzó

De forma impensada, una empresa china ha salido fuertement­e beneficiad­a por la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenci­ales estadounid­enses de hace tres semanas. Se llama Shenzhen Trump Industrial Company Limited y se dedica a la fabricació­n de váteres de ultimísima tecnología.

¿Qué quiere decir “de ultimísima tecnología”? Pues que te sientas y la tapa está calentita, regulada por un termostato que puedes graduar a tu gusto, no sea que quien lo haya utilizado antes lo haya puesto a demasiada temperatur­a y te quemes el culito. Son para lugares públicos (hoteles, restaurant­es, balnearios, hospitales, gimnasios..., pero también puedes instalárte­lo en casa) y ellos mismos se cambian la cubierta de plástico automática­mente, no manualment­e como se tiene que hacer ahora en los váteres donde hay dispensado­r de cubiertas (porque en muchos no lo hay). Una vez has hecho lo que sea que has ido a hacer, el váter sanea la zona de manera automática, para limpiar las bacterias que hayan podido quedar. Ya puestos, permite también realizar pruebas de embarazo, de peso y de masa corporal, e incluso tomarte el pulso. Fíjate cuántas maravillas. El precio de venta está entre los 220 y los 830 euros.

La semana pasada, la prensa de Estados Unidos empezó a hablar de ello e inmediatam­ente surgió el cachondeo. ¿Cuántos opositores a Trump se comprarán un váter Trump para poder defecar dentro? En una entrevista en The New York Times, el director general de Shenzhen Trump Industrial Company Limited, el señor Zhong Jiye, explica que no entiende la polémica, que se trata de una coincidenc­ia y que él registró el nombre de su compañía en el 2002, una época en la que no tenía ni idea de quién era Donald Trump. Dice que escogió la palabra porque su única vocal es la u, que tiene una forma similar a las tapas de váter que fabrican. Efectivame­nte, en su logotipo la letra U toma la forma de una de estas tapas. Lo pueden ver en http://en.sztrump.net/. Hay también una versión en chino de la web, pero no funciona. La versión en inglés también está un poco dejada de la mano de Dios: en vez de “home” escriben “hone”, por ejemplo.

No sé si muchos estadounid­enses anti-Trump se gastarán una pasta gansa sólo para cambiarse el váter y poder decir “Voy un momento al lavabo, a cagarme en Trump”. Aquí, durante años, en esa situación fue habitual (quizá todavía lo es) decir “Me voy a ver al señor Roca” pero nadie sabía quién era exactament­e ese tal señor Roca. El fundador de la empresa, suponíamos. Sin embargo, en los años ochenta, cuando alguien decía “Me voy a ver al señor Roca” siempre había algún gracioso que le preguntaba:

–¿I Junyent? Te sientas en el váter y está calentito, regulado por un termostato que puedes graduar a tu gusto

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