Catalunya destina 1,6 millones para ayudar a los refugiados en Líbano
No todos los refugiados tienen la misma suerte que Ahmad, el pastelero de Girona de esta página. Más de cinco millones de sirios han huido y la mayoría se hacinan en asentamientos de Líbano, Jordania y Turquía. A esta cifra hay que sumar los casi seis millones de desplazados internos. Un país tan pequeño como Líbano acoge ya a 1,8 millones de refugiados, el equivalente a la mitad de su población, sobre todo sirios, pero también palestinos e iraquíes. Es como si Catalunya recibiera a tres millones de refugiados. Cinco instituciones catalanas firmaron ayer un convenio para ayudar a este país. Se trata de la Generalitat, el Ayuntamiento, la Diputación y el Àrea Metropolitana de Barcelona, y el Fondo Catalán de Cooperación al Desarrollo.
No serán sólo buenas intenciones. El convenio supondrá una inyección de más de 1,6 millones de euros, que se canalizarán a través del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y una quincena de oenegés que trabajan sobre el terreno. Los representantes institucionales que anunciaron el acuerdo oscilaron entre la falta de precedentes de un hecho así –que puede ser “un referente internacional”, según Giovanni Camilleri, que ha trabajado durante 28 años para la ONU– y la humildad. El teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, Gerardo Pisarello, dijo por ejemplo, que esto era “lo mínimo que podemos hacer”. La mayoría de los discursos que se pronunciaron no se salieron del guión y fueron muy políticos, pero el concejal republicano Alfred Bosch, que acudió como vicepresidente de acción internacional y cooperación del Àrea Metropolitana de Barcelona, puso cara y ojos al drama al hablar del caso concreto de uno de los refugiados de Líbano (véase el recuadro). “Pocas veces –agregó– podemos decir como hoy que estamos haciendo lo que hace falta, cuando hace falta y para quien hace falta”.