La Vanguardia (1ª edición)

El lector como animal doméstico

Tras 40 años de su edición en inglés se publica en castellano ‘Leer’, el gran clásico de la fotografía de André Kertész

- NÚRIA ESCUR Barcelona

Lo han vuelto a hacer. Este binomio mágico –las editoriale­s Periférica y Errata Naturae–, después de éxitos como Tú no eres como otras madres (libro del año según el Gremio de Liberos de Madrid), ha unido fuerzas para publicar una pequeña joya. Se trata de Leer, de André Kertész, uno de los libros de fotografía más importante­s del siglo XX, que, tras más de cuarenta años de su primera y celebrada edición en inglés, se publica –moderno y revelador– por primera vez en castellano.

Ha llegado a las librerías acompañado de un prólogo a cargo de Alberto Manguel (“esas imágenes del lector como animal doméstico”, sugiere) y una nota de Robert Gurbo, conservado­r de la obra de André Kertész (Budapest, 1894-Nueva York, 1985), este fotógrafo singular, uno de los más influyente­s del siglo XX. “Este libro llega, irónicamen­te –manifiesta Gurbo– en un momento en que nos enfrentamo­s a la inquietant­e perspectiv­a de que los libros digitales puedan adelantar un día a los impresos. Imágenes de personas transporta­das a otro mundo en el proceso íntimo de abrir un libro o un periódico vuelven a imprimirse en el momento justo”.

Entre 1915 y 1970 André Kertész capturó imágenes de lectores de toda condición en momentos intensamen­te personales, en cualquier lugar del mundo y en cualquier espacio imaginable: azoteas, parques públicos, calles llenas, escuelas, teatros, cafés...

Un íntimo canto a la lectura. ¿Lo ejecutó tal vez en memoria de su difunto padre, que había sido librero? Lo que se sabe es que Kertész, de familia judía, empezó a fotografia­r a personas absortas en libros tan pronto como empezó a dedicarse a esta disciplina. Volvería a ese tema en París (se instaló en 1925 y dejó la ciudad en 1936 ante la ascensión del nazismo en Alemania), en Nueva York (donde cayó un tiempo en el olvido oficial) allí donde fuera, componiend­o así una melodía fotográfic­a mundial. Setenta y tres años de carrera acompañado de sus “ayudantes”, desde su cámara de placas hasta la Polaroid SX-70.

Un trabajo que, con los años, influencia­ría a algunos de sus colegas como Steve McCurry –el famoso fotógrafo de Magnum, autor del retrato de la niña

afgana–, que hace pocas semanas reconoció, en Barcelona, que su último proyecto (Sobre la

lectura, Phaidon) había nacido al ver la selección de fotos de personas leyendo que André Kertész había plasmado durante medio siglo; recogió esas imágenes en El íntimo placer de leer, publicado en 1971. McCurry se declaraba deudor de ese trabajo.

A pesar de que su familia deseaba que trabajara como corredor de bolsa, André Kertész fue autodidact­a y volcó toda su fuerza en sus primeros trabajos publicados en revistas.

“Bajo la doble influencia del dadaísmo temprano y del incipiente periodismo fotográfic­o, la cámara de André Kertész –explica Manguel– encontró en su realidad objetiva sus límites absurdos”.

Siempre fue un verso libre, murió consideran­do que su trabajo no había sido suficiente­mente valorado. A sus 29 años la Asociación de Fotógrafos Aficionado­s de Hungría le otorgó una medalla de plata por una de sus fotografía­s, pero con la condición de que esta debería ser impresa usando el proceso de bromoleoti­pia. Kertész rehusó utilizar este proceso, así que rechazó la medalla y aceptó sólo un diploma. La misma tozudez le acompañó toda la vida.

Un íntimo canto a la lectura. ¿Lo ejecutó tal vez en memoria de su difunto padre, que había sido librero?

 ?? PATRIMOINE PHOTOGRAPH­IQUE ?? Leyendo tebeos. El fotógrafo encontró a este niño leyendo tebeos en una calle de Nueva York el 12 de octubre de 1944. Imagen que se reproduce en Leer, uno de los libros de fotografía más importante­s del siglo XX y que hasta ahora no contaba con una...
PATRIMOINE PHOTOGRAPH­IQUE Leyendo tebeos. El fotógrafo encontró a este niño leyendo tebeos en una calle de Nueva York el 12 de octubre de 1944. Imagen que se reproduce en Leer, uno de los libros de fotografía más importante­s del siglo XX y que hasta ahora no contaba con una...
 ?? PATRIMOINE PHOTOGRAPH­IQUE ?? Café del Dôme. A Kertész le divertía pasearse por las calles, observar y fotografia­r desconocid­os. “Soy algo voyeur y sé guardar secretos, pero no me gusta que los demás me conozcan del todo”. Esta imagen, que tituló
Una mañana de invierno,
la tomó...
PATRIMOINE PHOTOGRAPH­IQUE Café del Dôme. A Kertész le divertía pasearse por las calles, observar y fotografia­r desconocid­os. “Soy algo voyeur y sé guardar secretos, pero no me gusta que los demás me conozcan del todo”. Esta imagen, que tituló Una mañana de invierno, la tomó...
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La lectura no tiene edad. Una anciana lee en su habitación del hospicio de Beaune en 1929. Entre 1915 y 1970 Kertész capturó lectores de todo el mundo. Cuando una imagen perdía lustro con los años, la retocaba con un lápiz blando del número 2 que...

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