Casa Vicens de Gaudí
Quien haya paseado últimamente por la calle de les Carolines habrá podido observar el aspecto inquietante que ofrece la casa Vicens de Antoni Gaudí. Es el edificio descarnado, despojado de sus elementos para ser restaurados individualmente y, después, volver a su ubicación original. El objetivo parece ser dejar la obra casi idéntica a como el arquitecto la entregó a su cliente en 1888.
No pongo en duda el rigor empleado en el proyecto que hoy se está llevando a cabo. El hecho de convertirla en museo posiblemente asegure su futura conservación. Pero la verdadera cuestión es: ¿por qué tanta preocupación por mostrar la obra de Gaudí impoluta? ¿Debe la restauración eliminar la pátina del tiempo? Es peligroso querer inmortalizar el pasado; y todavía lo es más cuando se intenta convertir en producto de consumo turístico.
ELENA TRIUS BÉJAR
Barcelona