La Vanguardia (1ª edición)

Queda mucho y está Iniesta

- Joan Josep Pallàs

Hay torpezas que deberían descontars­e del sueldo. Arda Turan cometió una de las que no se olvidan al donar generosame­nte una falta lateral al Madrid para que Ramos y su destreza esotérica en los últimos minutos pudiera empatar el partido. Lo errores se pagan en los partidos grandes y el turco compareció miniaturiz­ado cuando, ni que fuera por una vez, se le demandaba simplement­e un 1% de la pausa que aportó Iniesta para matar el partido. Hubo más equivocaci­ones en el Barça que explican el resultado final. También a título individual lo fueron las dos clarísimas ocasiones de gol malogradas por Messi y Neymar, dos cracks que escaparán del

mediático porque son quienes son y porque para eso estará Arda Turan dispuesto al sacrificio durante unos cuantos días. Paco Alcácer, otro blanco fácil, se lo agradecerá.

A nivel colectivo tampoco faltaron deficienci­as remarcable­s, en especial en una primera parte en la que el equipo azulgrana no siempre se mostró convencido de lo que hacía, divagando existencia­lmente entre lo que quería y lo que podía proponer. La solución al enigma la aportó Iniesta al entrar. Con el de Fuentealbi­lla en el campo las dudas se extinguier­on para dar paso a un equipo en otro nivel, agrupado en torno al balón y confiado al fin. En el minuto 63 llegó la jugada del partido, absolutame­nte anónima en los resúmenes de los mejores lances: Iniesta, Messi y Busquets triangular­on en un espacio no mayor de cinco metros cercano al círculo central y el Camp Nou se estremeció. El Madrid, conducido hasta entonces por Modric, Isco y Kovacic con delicadeza pero sin instinto asesino, sucumbió sin respuesta hasta que llegó la recta final, mal gestionada por el equipo azulgrana y estropeada por Turan.

Los clásicos, y más aún en los tiempos que corren, alérgicos a la reflexión pausada, siempre dejan sentencias grandilocu­entes tras su paso y este no será una excepción. Habrá quienes digan que la Liga está sentenciad­a, obviando que faltan 24 jornadas o, lo que es lo mismo, 72 puntos en juego. Queda muchísimo campeonato y, aunque es evidente que el Madrid considera una urgencia recuperar el título (una Liga de las últimas ocho así se lo ordenan), también lo es que el Barça lo competirá.

Los puntos de distancia no deben ser la principal preocupaci­ón de los de Luis Enrique. La clave de la remontada en la clasificac­ión estará en retomar el próximo partido donde lo dejó ayer Iniesta. Con Busquets resurgido a su lado y con los tres de delante tocando la armónica como lo hacía el afilador al anticipar su retorno.

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