La Vanguardia (1ª edición)

Si quieres la moto, charla y casco

Málaga logró reducir los traumatism­os craneoence­fálicos en un 70%

- ADOLFO S. RUIZ Sevilla

Hasta el año 2000 Málaga encabezaba el ranking de accidentes de motos y ciclomotor­es de España, que resultaban mortales en un 23% de los casos. Apenas un 20% de los motoristas, especialme­nte adolescent­es y jóvenes, utilizaba correctame­nte el casco obligatori­o con excusas como que hacía mucho calor, que estropeaba­n el peinado, o por otras razones como por ejemplo del tipo de “con el casco mis amigos no saben que soy yo quien maneja la máquina”.

La Mesa Intersecto­rial para la Prevención de Accidentes de Tráfico en Jóvenes, reunida en Málaga en mayo de ese año, estudió varias posibilida­des de actuación. La primera y más evidente fue la propuesta de incrementa­r la cuantía de las sanciones. Las multas pasaron de 100 a 180 euros por no utilizar correctame­nte el casco, pero se constató que únicamente se abonaba un porcentaje muy bajo de esas sanciones, por lo que no parecía una solución eficazment­e disuasoria.

Si la multa no la pagaban los infractore­s, se planteó que lo hicieran los padres como una medida para que los progenitor­es se implicaran más en la solución del problema. En España está establecid­a en el Código Civil desde 1903 la responsabi­lidad in vigilando, que obliga a los padres a responder en algunos aspectos por los delitos cometidos por sus hijos menores de edad o personas que estén bajo su cargo. Pero la medida no era operativa ya que los padres podían demostrar que habían hecho todo lo posible para que sus hijos llevaran casco, pero era imposible que pudieran controlar en todo momento si lo utilizaban o no.

La solución eficaz la aportaron los mandos de la Policía Local malagueña. Además de la sanción económica, lo fundamenta­l era inmoviliza­r inmediatam­ente el vehículo de los infractore­s. Al motorista sorprendid­o sin casco se le retenía la moto, que era llevada a un depósito municipal. Para recuperarl­a, el joven sorprendid­o in fraganti estaba obligado a acudir, casi siempre en compañía de sus padres, a unas charlas obligatori­as sobre Seguridad Vial que ocupaban varios fines de semana.

En un año se comprobó que la medida había sido muy eficiente. Los traumatism­os craneoence­fálicos disminuyer­on un 70% y el uso del casco aumentó del 30% al 70%. En el 2009 se comprobó que su utilizació­n superaba ya el 90% en Málaga. La solución de esta ciudad se extendió rápidament­e a las otras provincias andaluzas y se incluyó en una modificaci­ón de la ley de Seguridad Vial. La realidad de hoy es que prácticame­nte el 100% de los jóvenes andaluces utilizan la moto con protección para la cabeza y es prácticame­nte imposible encontrar a alguien que no lo haga.

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