Villacampa deja el Joventut
El presidente de la Penya no ve clara la viabilidad del club verdinegro
El 29 de noviembre de 1999, sólo dos años después de que acabara su fantástica etapa como jugador, el consejo de administración del Joventut nombró presidente del club a Jordi Villacampa, un exjugador de extraordinario rendimiento en la entidad, en sustitución de Genís Llama, que había dimitido. Una de las primeras decisiones del nuevo gestor de la entidad fue renegociar las deudas con los acreedores de ese momento, un camino que ha sido una constante durante los 17 años en los que Villacampa ha estado al frente de la entidad. Ahora, cuando finaliza su mandato al frente del club badalonés, el máximo dirigente ha decidido poner un punto y final a esta etapa en la junta de accionistas que se celebró ayer por la tarde en Badalona. En el trasfondo de la decisión está la difícil situación de un club catalán histórico, cuya continuidad en la élite no está clara en opinión del propio Villacampa.
¿Qué ha pasado para que un club que en 1994 consiguió el título de la Euroliga se encuentre así en la actualidad? Sin duda, mala gestión, negación de la realidad, convencimiento de que los problemas se arreglarán solos, de que nunca se llegará tan lejos en la realidad. La situación del baloncesto nada tiene que ver ahora con el de años atrás. Ha dado un vuelco espectacular, en el que sólo sobreviven los más fuertes. El Barcelona y el Real Madrid están, lógicamente, al margen del día a día, protegidos por sus clubs. Pero el resto lo tiene mucho más complicado. Los ingresos se han reducido y los gastos se mantienen. Mal panorama.
La situación de la Penya es muy compleja desde hace años. Y Villacampa duda ahora incluso de su viabilidad. Por eso anunció anoche que deja la presidencia, aunque seguirá durante un plazo de tres meses para cerrar los temas que tiene pendientes. Una de esas cuestiones se refiere a Hacienda, con un pacto verbal para retrasar los pagos durante un periodo de ocho años. Pero el acuerdo es sólo de palabra. Faltan las firmas. El presidente de la Penya quiere solucionar esta cuestión, vital en el porvenir inmediato de la entidad. Otro tema afecta al Ayuntamiento, de cuya gestión depende el Pabellón Olímpico desde los Juegos Olímpicos de 1992. Villacampa desearía cerrar las dos cuestiones antes de abandonar el club, cuya continuidad no ve clara si no se producen movimientos importantes en los próximos días.
El exjugador hizo un amago de abandonar el club hace dos años y medio, pero continuó al frente de la presidencia, cargo por el que cobra una generosa cantidad cada año. Villacampa accedió a él de forma inesperada, pero durante estos
El presidente duda de que la continuidad del club sea factible en los próximos meses
años ha aprendido cómo funcionan las cosas en lo más alto, cuando antes sólo se había preocupado por lograr puntos. Y, la verdad, lo hacía muy bien. Era un alero de los mejores. Nada que ver con lo que pasa hoy en día. Ahora se habría ido a la NBA. No hay ninguna duda.
La venta de los terrenos de Mercadona ha permitido al club ingresar ahora un dinero con el que ha pagado las deudas pendientes en la plantilla. El Joventut tiene un presupuesto de tres millones de euros, de los cuales 650.000 los aporta su patrocinador principal, Divina Seguros. Pero la entidad no es viable. No hay forma de pagar las deudas y mantener el día a día. En este sentido, los 4.500 socios no son la solución para arreglar los problemas. En el 2015, Hacienda emitió una orden de embargo contra el club para recuperar la deuda pendiente, lo que obliga a los patrocinadores a ingresar a la Administración el dinero. Este tema es el que ahora renegocia el Joventut.