El encarcelamiento de una piquetera kirchnerista causa repudio exterior
Milagro Sala fue condenada ayer en San Salvador de Jujuy –norte de Argentina– a tres años de cárcel, sin ingreso en prisión, aunque lleva encarcelada preventivamente desde enero. Sala es una líder social kirchnerista e indigenista, presidenta de Tupac Amaru, organización que durante los mandatos del matrimonio Kirchner se hizo popular por protagonizar piquetes contra los opositores al gobierno y manifestaciones multitudinarias de apoyo a la presidenta Cristina Fernández .
La sentencia de ayer corresponde a la primera de las ocho causas abiertas contra Sala, condenada por instigar el violento escrache efectuado en el 2009 contra el entonces senador radical Gerardo Morales –enemigo declarado de la activista–, que el año pasado se convirtió en gobernador de Jujuy.
La justicia jujeña también acusa a Sala de promover varias agresiones, así como de asociación ilícita para apropiarse supuestamente de fondos destinados a la construcción de viviendas sociales otorgados por el gobierno kirchnerista.
No obstante, su reclusión se ha convertido en un dolor de cabeza para el Gobierno de Macri, pues Sala, que además es diputada electa del Parlasur, ha recibido numerosas muestras de apoyo de políticos y organizaciones extranjeras, al considerar que debería esperar sus juicios en libertad. El encarcelamiento de Sala ha sido cuestionado por organismos de derechos humanos como Amnistía Internacional, Human Rights Watch o incluso el Grupo de Trabajo sobre Detención Arbitraria de la ONU, que ha sido invitado a visitar el país por el Gobierno argentino, que siempre se escuda en la independencia judicial para justificar la prisión preventiva.
La detención de Sala fue además cuestionada ante Macri por el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, en su reciente visita oficial a Buenos Aires. También abogaron por ella el secretario general de la OEA, Luis Almagro, o la expresidenta brasileña Dilma Rousseff.