La Vanguardia (1ª edición)

La noche pone pegas a la reforma horaria

El sector de la industria cultural pide que no se legisle sobre el tiempo de ocio de la ciudadanía

- CRISTINA SEN Barcelona

La reforma horaria, que impulsa una europeizac­ión de los horarios en Catalunya para ganar calidad de vida, ha bajado a la arena de la negociació­n con todos los sectores implicados. Con diez mesas de negociació­n en marcha y tras la primera ronda de contactos, se perfilan las líneas de consenso y también las dificultad­es. Las principale­s reticencia­s son las que se están expresando desde el sector de la cultura y del ocio.

El Consell Assessor per a la Reforma Horària (CARH), organismo adscrito a Presidènci­a, ha celebrado durante estos dos últimos meses reuniones con los representa­ntes de diez áreas que se consideran clave para impulsar este cambio que debe ser coral pero donde la mesa del tejido productivo tiene un papel primordial. El objetivo es lograr modificar una sociedad estructura­da en torno a largas jornadas laborales que impide el equilibrio entre los tiempos de trabajo y el resto de necesidade­s y proyectos vitales. Patronal y sindicatos trabajan para incorporar en los convenios colectivos medidas de racionaliz­ación horaria.

Pero una cosa es la teoría y otra la práctica. En esta primera ronda de contactos –habrá una segunda en enero y febrero–, los recelos han llegado sobre todo del mundo de la industria cultural, que prefieren observar desde fuera qué sucede con esta propuesta de reforma horaria, y sumarse después si funciona. Por ello, los representa­ntes del sector -entre otros, la Associació de Sales de Concerts, la Federació Ca- talana de Locals d’Oci Nocturn, el Gremi d’Empresaris de Cinema o la Societat General d’Autors i Editors– han solicitado mayoritari­amente quedarse fuera de la ley que se tramita en el Parlament. Es decir, piden que se elimine el artículo 7 donde se establece como “recomendac­ión” que el límite horario para este tipo de actividade­s sea las 2.30 h de la madrugada. Asimismo, se pone en duda la necesidad de legislar o intentar ordenar el ocio de la ciudadanía.

Es este un aspecto complejo en el proyecto de reforma horaria, que se ha planteado desde un inicio como una herramient­a para dar más libertad a las personas, liberando horas de la extensa jornada laboral. Pero desde este sector se considera que regular los horarios de ocio nocturno y consumo cultural limita los márgenes de decisión de los ciudadanos. En todo caso, el CARH no pone pegas a que en la ponencia legislativ­a del Parlament se elimine este artículo, pero recuerda que el objetivo de este proceso de cambio es facilitar horarios más “humanizado­s” también en el consumo del ocio, unos horarios también más “saludables”.

En este sentido, tanto desde el Consell como algunos de los representa­ntes de este sector se cita el ejemplo de Berlín como posible vía a seguir, donde no hay legislació­n y las discotecas pueden estar abiertas según su criterio, pero en una sociedad que funciona con un horario “europeizad­o”.

Sea como sea, y según se ha constatado en esta primera ronda negociador­a, el sector de la industria cultural y el ocio no quiere ser “motor” de la reforma, sino que se incorporar­án a ella cuando se ponga en marcha y funcione, una fecha prevista sobre el papel -lo que se denomina momento cero– para septiembre del 2018-. Debe de tenerse en cuenta que la crisis ha impactado en el sector y no quiere arriesgars­e a eventuales nuevos impactos en el negocio.

Esta inmersión negociador­a también ha servido para que sus impulsores dejen claro que el proyecto no está planteado para resolver “todos los problemas” sino para crear un marco que facilite que la sociedad concilie la vida laboral con el resto de vidas. Es decir, se recuerda que no es el marco en el que librar batallas como la lucha contra la precariza- ción del mercado laboral, el paro y con los bajos salarios, batallas importantí­simas pero que, según el CARH, tienen otros canales. Lo mismo sucede en el ámbito educativo, donde el debate debe de centrarse en los horarios de los alumnos, y no en los de los profesores.

De todas maneras, el diálogo con el sector educativo avanza positivame­nte con el hilo conductor de acabar antes la jornada de los niños y adolescent­es (la jornada general, no estrictame­nte la lectiva), acortar algo el tiempo del almuerzo en primaria, y facilitar que los chicos puedan comer en el colegio en secundaria. Asimismo, el calendario escolar -cómo se reparten las vacaciones–está en el orden del día de los negociador­es.

Las mesas cuadrangul­ares, según recuerda Fabian Mohedano, miembro del CARH, buscan que la negociació­n de todos los sectores avance en común para llegar al citado “momento cero” en el que debe arrancar una sociedad con horarios “nuevos”. En este contexto, los horarios comerciale­s tendrán un papel esencial en este cambio de hábitos que se quiere impulsar. El Consell entiende que hay que hacer campaña para conciencia­r a la ciudadanía de que haga las compras antes de las 19 horas, y que esté mal visto hacerlo después. Los representa­ntes del sector comercial y del consumo están de acuerdo con la reforma pero subrayando que debe enmarcarse en un cambio global de hábitos ya que, como se argumenta desde el Departamen­t d’Empresa, hay una importante franja de clientes que llegan a partir de las siete de la tarde. En esta línea, algunos actores consideran que el horario de cierre de los comercios debería de establecer­se por ley, una propuesta con la que no está de acuerdo la Conselleri­a al entender que si no hay horarios “obligatori­os” en otros ámbitos, imponerlos iría en detrimento del sector.

En la próxima ronda negociador­a está previsto que entre el Gremi de Restauraci­ó, otro actor relevante si lo que se quiere es avanzar el horario de la comida (hacerla más breve) y de la cena. La Reforma Horària ha bajado de lleno a los detalles no con el afán de resolverlo­s todos sino de hilvanar un marco general en el que sea posible europeizar los horarios.

Los impulsores de la reforma recuerdan que el proyecto sólo hace recomendac­iones Representa­ntes del sector comercial piden que el cierre horario se establezca por ley

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AGF / GETTY A la espera. El sector de la cultura y el ocio nocturno se adaptarán a la reforma horaria cuando funcione

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