CUADERNO BARCELONÉS
TODO PERE ROMEU
Se sabía poco de Pere Romeu, y lo poco aún adquiría un aroma legendario. Además, el tipo exhibía un perfil llamativo de bohemio altísimo, con guedejas y chaleco amarillo o de colores inesperados. Le colgaron que parecía un demonio de los Pastorets. Su imagen se asociaba con aquel ciclista larguirucho del tándem que no podía llevar tiesa la espalda. Murió joven, fue un disperso que no remataba nada y sin embargo logró ser entronizado como la encarnación del modernista. Tengo para mí que el haber representado el alma de la taberna Quatre Gats bastó para proyectarlo a la fama. Hasta ahora pasaba por uno de los “gats”, y basta. En adelante sabremos que fue un saltimbanqui, que no un intelectual: dinámico, emprendedor, inquieto, hombre de acción que hizo poco, pero de casi todo al haber sido director de gimnasio, comerciante, pintor, maestro de esgrima, cabaretero, ciclista, promotor cultural, editor, director deportivo, fotoperiodista, profesor de patinaje, propietario, chófer, piloto de carreras, concesionario de automóviles, titiritero. Lo mejor fue modelar su personaje. Y todo nos lo descubre Josep Bargalló en la primera gran y magnífica biografía: Les set vides de
Pere Romeu (edita Acontravent). ¡Bravo!