Una fuente real y con “plumas”
La llegada de más agua de Montcada a la ciudad en 1826 supuso la inauguración de una red de surtidores entre los que destaca esta fuente
Lejos de la espectacularidad de otros grupos escultóricos de la ciudad, esta fuente nació para cumplir su función más elemental, y lo hizo con “plumas” bajo el brazo. Para entender esta última expresión debemos remontarnos a principios del siglo XVIII, cuando se llevó a cabo una derivación del Rec Comtal para satisfacer las necesidades del riego en la zona del Raval. En aquella época, influía, y mucho, la situación política. Las Cortes de Cádiz, entre 1810 y 1813, promulgaron una serie de decretos que pretendían eliminar estructuras y comportamientos arraigados durante el antiguo régimen. Los aires de cambio surgidos en San Fernando motivaron al Ayuntamiento a impulsar el sistema de abastecimiento con la ampliación de la mina de Montcada y la construcción de un acueducto directo hasta Barcelona, que vio la luz en 1826. El principal valedor de esta actuación fue el capitán general Marqués de Campo Sagrado, quien consiguió la concesión de 2.200 plumas –una unidad de medida utilizada para aforar el agua– por parte del monarca. Así, la Junta de Conducción de Agua de Montcada se financió gracias a la venta de una pequeña parte de las plumas a particulares que querían recibir el agua directamente en casa. Sin embargo, la mayoría de las plumas, hasta 1.700, se destinaron a la ampliación de la red de fuentes públicas. Ese mismo año se levantaron en la ciudad fuentes como la de la calle Nou de la Rambla, ubicada en la fachada del número 45. Lejos de la grandiosidad de otras fuentes, la del Raval nació para ser funcional, es decir, para mejorar el abastecimiento en una ciudad con una creciente demanda de agua.
La fuente, situada en una de las principales arterias del barrio del Raval, sufrió las consecuencias de una fuerte tormenta en 1879, cuando un rayo impactó en su estructura. Fue restaurada un siglo después
La fuente, tallada en piedra, consta de dos pilares circulares y una placa con el escudo de la ciudad. En ella también puede leerse una descripción que, sin embargo, no es del todo comprensible: “A la ciudad de Barcelona, el Excmo. Sor. Marqués de Campo Sagrado, la junta que el mismo preside, encargada de la conducción de aguas, dedicaron esta cuarta fuente el día... de MDCCCX...”. La fuente, situada en una de las principales arterias del barrio del Raval, sufrió las consecuencias de una fuerte tormenta en 1879, cuando un rayo impactó en su estructura. Un siglo más tarde, en 1986, la fuente se restauró aprovechando la inauguración de un equipamiento municipal en el edificio donde está alojada.