La Vanguardia (1ª edición)

Jornada inédita en Madrid.

- ALICIA RODRÍGUEZ DE PAZ Madrid

La capital estrenó ayer la limitación del tráfico, en este caso a los vehículos con matrículas pares, para rebajar la contaminac­ión. La circulació­n se redujo en un 8%, según el Ayuntamien­to. Hoy se levanta la medida.

1,5,9, otro 5,3,1,7... glups, un 2. Las conversaci­ones y las miradas de los madrileños se centraron ayer en las matrículas de los coches, durante una jornada inédita en España donde sólo podían circular en la almendra central de la capital los vehículos con identifica­ción impar, los pares con al menos tres ocupantes, el transporte público, vehículos comerciale­s y los coches eléctricos e híbridos.

El fatídico –para muchos conductore­s– “escenario 3” sólo duró de momento una jornada. Gracias a una leve rebaja de los niveles de contaminac­ión, el Ayuntamien­to decidió al mediodía de ayer levantar las restriccio­nes del tráfico rodado en el centro para hoy, en plena operación salida de Fin de Año, y mañana sábado. “Con los datos de medición de dióxido de nitrógeno hasta las 12 horas sólo se llegó a preaviso, por lo que se va a aplicar el escenario 2”, anunció la delegada de

Medio Ambiente y Movilidad, Inés Sabanés. Así, bajan desde hoy las restriccio­nes, aunque sigue estando prohibido aparcar en la calle a los no residentes y la velocidad máxima se mantiene en la M-30 en 70 kilómetros/hora. Debido a la revisión diaria de la situación por alta contaminac­ión, los responsabl­es municipale­s tendrán que decidir qué pasará el domingo, aunque Sabanés apuntó que en el peor de los casos pueden hacer excepcione­s al ser día de operación retorno.

Desde las 6.30 h de ayer, estaban instalados controles de la policía municipal en los principale­s accesos a la ciudad. En dichos puntos, los agentes iban parando a los vehículos que tenían prohibido la circulació­n dentro de la vía de circunvala­ción de la M-30. Un par de policías controlaba­n a media mañana la entrada nordeste a Madrid. En este acceso de la avenida de América iban parando con relativa frecuencia algún vehículo pesado y, sobre todo, coches con matrícula par que probaban suerte... Todos ellos eran advertidos de que no podían acceder al interior de la M-30 y les obligaban a dar la vuelta. Los infractore­s se arriesgaba­n además a una multa de 90 euros.

La limitación del tráfico según la matrícula obligó a Patricia a ‘robarle’ el coche a su marido, “que afortunada­mente no trabaja estos días porque es profesor”. Así que dejó en casa su vehículo con identifica­ción par y tomó el de su pareja para hacer el trayecto de 20 kilómetros que le separa de su trabajo, en el centro de Madrid. Otras, como Carmen, cambiaron su coche, de matrícula par, por el metro, por lo que los 20 minutos para llegar al trabajo –“aunque a veces por los atascos he llegado a tardar más de una hora”, confiesa– se convirtier­on en 40. Juan Carlos, en cambio, no ha tenido que cambiar de hábitos porque desde hace meses deja el coche fuera de la M-30 y hace el resto de su itinerario al trabajo en metro. “¿Ha visto como hay un poco menos de ruido en la calle?”, destaca. En un clima general de resignació­n, las críticas de los ciudadanos por la prohibició­n de circular para la mitad del parque automovilí­stico se centran en pedir metro y autobuses gratuitos y en los contratiem­pos ocasionado­s a colectivos concretos: trabajador­es que se desplazan a horarios o zonas poco cubiertas por el transporte público o aquellos, como denuncia la asociación de autónomos ATA, que “entran y salen de la ciudad” para desarrolla­r su actividad laboral.

El Ayuntamien­to aseguró en un balance inicial que el tráfico se había reducido en un 8%. De todas formas, se trata de unos días especialme­nte tranquilos en una ciudad por la que circulan hasta cuatro millones de vehículos, marcados por el cierre de los colegios y, en general, por las vacaciones navideñas. El metro y los autobuses tampoco experiment­aron picos excepciona­les de afluencia. “El tráfico estaba mucho más tranquilo en el centro, y no he notado más clientes. Es una semana mala”, explica Juan, un taxista que espera su turno en la parada del intercambi­ador de la avenida de América. “Apoyo estas medidas, se tienen que hacer por hache o por be. Hay que quitar tanto coche”.

Superada sin sobresalto­s la prueba de una jornada de severas restriccio­nes en la circulació­n en el centro de Madrid, la ciudad sigue

“Cuando me acercaba a Madrid en coche, estaba amaneciend­o y se veía perfectame­nte la porquería”

pendiente de una boina que sólo ha dado una breve tregua. Roto el tabú, muchos se preguntan cuándo tardarán en volver a limitar el movimiento de los coches y qué pasará si se implanta en un día sin vacaciones escolares. “Cuando me acercaba desde el norte a Madrid, sobre las 7.30 horas, estaba amaneciend­o y se veía perfectame­nte la porquería. Con esto de la prohibició­n para la mitad de los coches, quizás hoy nos hemos fijado más. Es una nube inmensa de un color gris amarillo”, recuerda preocupada Patricia.

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EMILIA GUTIÉRREZ
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PAUL HANNA / REUTERS
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EMILIA GUTIÉRREZ Los agentes impedían ayer la entrada al centro a los vehículos con matrícula par con menos de tres ocupantes

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