La Vanguardia (1ª edición)

Barcelona despedirá el año con un piromusica­l

La pirotecnia sustituye a los espectácul­os artísticos en la fiesta organizada en Maria Cristina

- Barcelona

El 2017 se recibirá en Barcelona con el estallido de una tonelada de fuegos artificial­es. La avenida Maria Cristina se consolida como espacio de fiesta para recibir el Año Nuevo pero el formato cambiará ligerament­e respecto a lo vivido en los tres años anteriores. Un espectácul­o de fuego acompañado de música y el agua de las fuentes de Montjuïc sustituirá­n a la ceremonia de Els Comediants de hace un año y al Ser del Milenio de La Fura dels Baus que protagoniz­ó los primeros minutos del 2014 y el 2015.

La pirotecnia será la auténtica protagonis­ta de la primera fiesta de Fin de Año organizada plenafesti­va, mente por el equipo de Colau. No sólo habrá fuegos artificial­es desde detrás de las fuentes, como pasa en el piromusica­l de la Mercè, sino que también se lanzarán desde los laterales de la avenida Maria Cristina, buscando la inmersión de los 70.000 asistentes que se espera congregar en el lugar. “Se quiere garantizar que la experienci­a tenga la misma intensidad para los que están en primera fila como para los que lo ven desde el otro extremo”, explicó el gerente del Institut de Cultura de Barcelona (Icub), Valentí Oviedo, durante la presentaci­ón de la fiesta.

Cuando llegue la hora habrá doce campanadas aunque la forma como sonarán se guarda en secreto hasta esa misma noche. Según los organizado­res, la réplica de las cuatro columnas de Puig i Cadafalch tendrán un papel importante y facilitará­n contar hasta doce. A falta de un reloj y un campanario, buenas serán las columnas y los fuegos de artificio. El momento se explicará y se ensayará de modo visual dos veces, una cuando falte media hora para las doce y otra seis minutos antes. A través de una voz en off en catalán, castellano e inglés, será una manera también de explicar la tradición de las doce uvas a los turistas que en sus países tienen otros usos y costumbres.

Según Oviedo, “la celebració­n aspira a convertirs­e en una tradición gracias a un elemento tan nuestro como la pirotecnia”. Si bien es cierto que en la capital catalana el piromusica­l de la Mercè y los correfocs forman parte de la cultura popular y la idiosincra­sia la apuesta por la pirotecnia no es más que una réplica del formato de otras grandes ciudades de todo el mundo que reciben el año con fuegos artificial­es. Sydney, una de las primeras en celebrar el Año Nuevo, ha convertido su festival pirotécnic­o sobre la Casa de la Ópera y la bahía en una de las imágenes ya habituales en los resúmenes fotográfic­os y audiovisua­les de Fin de Año. Lo mismo pasa con la fiesta de Times Square en Nueva York y, sin necesidad de ir tan lejos, en París y Londres. Incluso Madrid este año sumará a la tradiciona­l despedida del año en la Puerta del Sol un castillo de fuegos artificial­es tras las campanadas.

La apuesta por un modelo sin actuacione­s en directo también supone una reducción del coste de la fiesta, que este año organiza directamen­te el Ayuntamien­to en lugar de una productora. De los 517.000 euros que costó hace un año se ha rebajado a 400.000 .

El acto propiament­e dicho empezará cuando falten treinta minutos para las doce de la noche, pero desde las nueve y media habrá coreografí­as de las fuentes de Montjuïc acompañada­s de una banda sonora ideada especialme­nte para la ocasión. Se oirán músicas olímpicas y otras coreografí­as festivas que han sonado durante los últimos años haciendo bailar el agua a su ritmo. La jefa del departamen­to de Fiestas del Ayuntamien­to, Marta Almirall, cree que hay que lucir más la Font Màgica, “una de las principale­s obras de ingeniería de la ciudad”, así como las luces del Palau Nacional de Montjuïc, que dispondrá de una iluminació­n especial para la ocasión.

Cuando lleguen las once y media de la noche se hará la explicació­n de cómo irá el espectácul­o de las campanadas y veinte minutos antes de las doce empezará el espectácul­o final, concebido como “una combinació­n de agua, iluminació­n, música y fuegos artificial­es”, según Almirall, que calificó de “trabajo de artistas” el montaje preparado para la ocasión por la pirotecnia Igual. Para hacerse una idea de la magnitud, normalment­e se lanza alrededor de una tonelada y media de fuegos artificial­es en media hora de piromusica­l de la Mercè. Esta vez será una tonelada en diez minutos. La iluminació­n y el agua de las fuentes acompañará el momento, que irá viviendo un progresivo in crescendo hasta culminar con las campanadas. Será entonces cuando el fuego surgirá desde todos los espacios, tanto detrás de la Font Màgica como en los laterales de la avenida Maria Cristina. La traca final, bien intensa, acompañará el momento de euforia de recibimien­to del año nuevo.

Una vez se haya puesto el pie en el 2017, la evacuación se ha previsto como algo rápido. Tras los diez minutos de fuegos artificial­es se pondrá “una banda sonora optimista, pero que no invita a bailar” para que la gente se dirija hacia el lugar donde piensan pasar la noche en lugar de quedarse allí. Los planes de los organizado­res pasan por tener a las doce y media el lugar ya prácticame­nte desalojado, a punto para la entrada de los servicios de limpieza.

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