Esteban Bullrich
MINISTRO DE DEPORTES ARGENTINO
El fútbol argentino se encuentra en una situación próxima al colapso por culpa de la pésima organización que arrastra desde hace muchos años y al mal endémico de la violencia, que parece no tener punto final.
El presidente de la AFA ha salido del coma, pero el fútbol argentino sigue al borde del colapso. Armando Pérez se recupera en un hospital porteño de la trombosis pulmonar que lo mantuvo en la terapia intensiva en que la Asociación del Fútbol Argentino está instalada desde hace más de dos años. Desde la muerte de Julio Grondona, caudillo durante 35 años de la federación.
Tras su muerte en el año 2014 siendo también vicepresidente de la FIFA, la justicia estadounidense implicó a Grondona sin mencionarlo en la trama de corrupción del ‘FIFA Agate’. Sus métodos mafiosos como presidente de la AFA eran conocidos por todo el mundo pero, paradójicamente, su caciquismo y el reparto del pastel económico que ejercía mantuvieron durante años un cierto orden.
Sin el dueño del fútbol la olla explotó y dejó un panorama desolador, con problemas endémicos tolerados por los clubs y avalados por Grondona y la clase política, como por ejemplo la violencia en los estadios, donde las barras bravas son hoy organizaciones delictivas que controlan negocios alrededor de los clubs como la venta de entradas, los estacionamientos, el narcotráfico en el campo, la seguridad de los dirigentes e incluso, en algunos casos, cobran parte de la venta de jugadores.
El propio Pérez confesaba a los corresponsales extranjeros en septiembre –apenas un mes después de asumir el cargo– que la violencia y otros de los problemas del fútbol se deben “al manejo centralizado en una presidencia por muchos años”. El dirigente añadía que “la introducción de la política en el fútbol me parece que no es buena consejera y eso ha permitido también muchas acciones que dificultaron en este tiempo todo eso, y eso produce todos los desatinos”. Los sucesivos gobiernos se han cansado de presentar proyectos que prometían acabar con la violencia, sin resultado.
Precisamente, uno de los legados de Grondona –que pactó con todos los ejecutivos, incluidos los de la dictadura– es el ‘Fútbol para Todos’, la polémica iniciativa del kirchnerismo por la que el Estado se hizo con los derechos televisivos de los clubs, que gestiona la AFA. Un millonario y controvertido gasto que, además de herramienta populista, tenía como trasfondo perjudicar al entonces opositor grupo Clarín, titular de las transmisiones televisivas.
La llegada hace un año de Mauricio Macri a la Casa Rosada cambió el panorama. Macri, expresidente del Boca Juniors, conoce perfectamente las interioridades de la AFA y está decidido a forzar la profesionalización del sector, avalada por los grandes clubs de Primera y resistida por muchos equipos modestos y de Segunda. La medida más dura tomada por Macri es la ruptura del contrato de ‘Fútbol para Todos’ a partir de enero, que obliga a la federación a buscar financiación privada. Paralelamente, la agencia tributaria argentina le reclama a la AFA más de cinco millones de euros en impuestos.
En realidad, Macri quiere presionar a los clubs para que acepten la reforma estatutaria
MANDAN LOS RADICALES Las ‘barras bravas’ son organizaciones delictivas que controlan varios negocios alrededor de los clubs
que impulsa la Comisión Normalizadora de la AFA que preside Pérez, designado por la FIFA, que intervino la federación con el beneplácito del gobierno, aunque paralelamente una jueza que investiga corrupción cuestiona la jurisdicción del organismo internacional deportivo.
La reforma estatutaria es crucial porque reduciría de 45 a 10 o 15 miembros el comité ejecutivo, reduciendo el peso de los clubs de modestos que, a base de dádivas, garantizaron la eternidad de Grondona. Aunque no directamente por este motivo, la segunda división ya realizó unas jornadas de huelga este año y ahora hay rumores de que la liga de primera podría no reiniciarse en febrero, tras el receso estival.
Se estima que precisamente en febrero los estatutos podrían ser sometidos a votación de los miembros de la AFA y que en marzo sería elegido un nuevo presidente en una asamblea, con menos integrantes que los 75 actuales donde se evite el bochorno de diciembre del 2015 cuando se produjo un empate a 38 votos. Súmese 38 más 38...
Uno de los objetivos de refundar la federación haciéndola más gobernable es constituir una liga profesional de la que formen parte los clubes que se autofinancien, dejando para la AFA el amateurismo y la selección, y poniendo de paso punto final al último legado envenenado de Grondona: el mastodóntico campeonato actual de 30 equipos, que Pérez, presidente del Belgrano de Córdoba y cuyo mandato al frente de la Comisión Normalizadora finalizaría en junio del 2017, calificó de “desacierto total”.
Y en medio de todo este caos institucional y económico está la crisis deportiva de la albiceleste, con Messi recibiendo golpes a diestro y siniestro. Dos humillantes derrotas consecutivas en la Copa América frente a Chile, la salida de Martino para poner al mediocre Bauza, el amago de renuncia de Leo y ahora el silencio de los jugadores para protestar ante los ataques de la prensa por los riesgos de quedar fuera del mundial de Rusia.
Crisis deportiva e institucional, violencia, un mastodóntico campeonato de 30 equipos... El fútbol argentino está enfermo