Netanyahu teme otra resolución hostil en el Consejo de Seguridad
El Gobierno israelí se prepara para un nuevo golpe antes de que Obama se vaya
Horas después del traumático discurso del secretario de Estado norteamericano, John Kerry, que provocó una tormenta en el entorno del primer ministro israelí, el Gobierno de Beniamin Netanyahu se prepara para un nuevo golpe en la ONU días antes del final del mandato de la Administración Obama.
La visión del Gobierno saliente en Washington sobre Oriente Medio presentada en 9.500 palabras chocó frontalmente con los 140 caracteres del presidente electo, Donald Trump, que dijo que Israel no puede seguir siendo tratado con una “falta de respeto absoluta”. En otro tuit, Netanyahu agradeció a Trump su amistad y apoyo claro a Israel, firmando su mensaje con las banderas de los dos países y enviándolo tanto al nuevo inquilino de la Casa Blanca como a su hija Ivanka, cuyo nombre hebreo es Yael. La hija de Trump está casada con un judío y se ha convertido al judaísmo.
La pregunta es si el discurso de Kerry –que incluye elementos del plan Clinton, de la iniciativa saudíárabe y de otros planes de paz del pasado– supone una despedida definitiva de la fórmula de los dos estados o simplemente la congela en la nevera de la historia por si hace falta rescatarla en un futuro, tal vez tras vivir circunstancias traumáticas en la región. En Israel, muchos afirman que Kerry hizo una elegía a una solución pacífica del conflicto palestino-israelí. Aun así, en el documento del secretario de Estado se incluye por primera vez la exigencia de Netanyahu a los palestinos de que acepten oficialmente el carácter judío del Estado de Israel.
El 15 de enero, días antes del relevo oficial en la Casa Blanca, Kerry repetirá los principios de su discurso en un encuentro de ministros de Asuntos Exteriores en París. El día 20 Trump jurará el cargo de presiciendo dente y declarará de nuevo que su postura hacia Israel es completamente diferente. Sin embargo, nadie duda de que las palabras de Kerry no se las llevará el viento, sino que quedarán como una herencia que no se puede ignorar, pese a que la mayoría de israelíes y palestinos crean que en un futuro cercano no será posible ponerla en práctica.
Netanyahu también lo sabe: su reacción al discurso de Kerry reflejó el diálogo de sordos entre la Administración Obama y su Gobierno. El secretario de Estado condenó los asentamientos judíos en el corazón del territorio palestino. El premier israelí le respondió refiriéndose al muro de las Lamentaciones –lugar más sagrado del pueblo judío–, considerado según la última resolución de la ONU “zona ocupada”. Kerry habló del peligro de un Estado binacional, con un régimen de apartheid como en Sudáfrica, y Netanyahu le replicó hablándole de la matanza de cientos de miles de personas en Siria.
Antes de concluir los 72 minutos de discurso, el ministro israelí Yariv Levin declaró que “Kerry está desconectado de la realidad”. Pero si hay algo que despertó la ira de muchos israelíes en las palabras del secretario fue cuando dijo que para llegar a un acuerdo de paz es necesario detener el terrorismo y los asentamientos. “¿Es posible comparar el asesinato de niños y mujeres inocentes con la construcción y el florecimiento del desierto?”, se preguntó Levin. Portavoces de los colonos de Judea y Samaria (nombre bíblico de Cisjordania) fueron más lejos, di- que esta comparación es un crimen porque incluye una justificación subliminal de los atentados terroristas. “Los judíos construyen y por eso los árabes asesinan. Kerry olvida que los judíos fueron asesinados mucho antes de que existiese la línea verde que divide Israel y Cisjordania”, declaró un representante de los colonos.
Kerry invirtió grandes esfuerzos en lograr un acuerdo entre israelíes y palestinos, instalando 150 personas en el hotel King David de Jerusalén –entre ellos, expertos diplomáticos y militares– que intentaron mediar entre ambas partes. Tras casi un año, el fracaso fue rotundo. Después de eso la Administración Oba mas e abstuvo de grandes iniciativas y, probablemente, siKerry pudiese volver atrás volvería a presentar su legado de paz, que llega ahora demasiado tarde. El problema es que tanto Netanyahu como el presidente palestino, Mahmud Abas, eligieron aferrarse al statu quo sin moverse un solo milímetro de su posición inicial ni correr ningún riesgo que les hiciera tambalearse en el poder.
Según The New York Times, hace dos años, tras el fracaso de su iniciativa, Kerry ya quiso pronunciar un discurso similar, pero en aquel momento la Casa Blanca consideró que no convenía irritar al primer ministro israelí. Además, Washington tenía la esperanza de que los laboristas ganaran las elecciones israelíes del 2015 y temían que un discurso así favoreciese a Netanyahu.
Aunque no lo reconozca ahora públicamente, en marzo del 2014 Netanyahu accedió a negociar con parámetros muy similares a los presentados por Kerry cuando Obama se los puso sobre la mesa. Por su parte, Abas aseguró a Obama que se lo pensaría y le respondería algo. El presidente saliente continúa esperando una respuesta. Su sustituto, Donald Trump, ha dicho que desea lograr un acuerdo entre israelíes y palestinos, alcanzando la madre de todos los tratos: concluir el conflicto que nunca acaba. El analista israelí Barak Ravid afirma que tanto Trump como su enviado especial para el proceso de paz, Jason Greenblatt –que también es su abogado personal–, descubrirán en un futuro no muy lejano que el único acuerdo viable tendrá ciertas similitudes con los parámetros de Kerry.
En Israel, los críticos con el ‘premier’ aplauden el discurso de Kerry aunque creen que llega demasiado tarde El secretario de Estado quería pronunciar un discurso parecido hace dos años, pero la Casa Blanca no quiso