La Vanguardia (1ª edición)

Noventa kilos a la espalda

Las porteadora­s de Ceuta cargan con grandes pesos para no pagar aranceles; es ‘equipaje de mano’

- ADOLFO S. RUIZ Sevilla

Desde antes de las siete de la mañana se agolpan frente a la frontera española de Ceuta a la espera de que la Policía Nacional abra las puertas. A esas horas, ni las fuerzas de seguridad marroquíes ni las españolas son demasiado estrictas. Las mujeres, porque las porteadora­s son en su inmensa mayoría mujeres, echan a correr hacia el polígono comercial de El Tarajal pese a las admonicion­es de los policías para que no lo hagan. Llegar las primeras significa adjudicars­e los mejores lotes. La policía marroquí se ensaña con ellas, las golpean con frecuencia y si las mujeres son jóvenes y bonitas... “entonces tenemos un problemón”, asegura Zhora, nombre ficticio, una porteadora que ha prestado su testimonio en un informe recienteme­nte presentado por la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (Apdha). Policías españoles aseguraron por su parte que “las porteadora­s son como las ratas, únicamente entienden el palo”.

Si algo llama la atención diariament­e en la frontera de Ceuta es la presencia de miles de mujeres que cargan sobre sus espaldas una gran cantidad de fardos, cuyo peso oscila entre los 50 y los 90 kilos. Cristina Fuentes, la investigad­ora que ha llevado el mayor peso del informe, señala que el hecho de que lo hagan así y no utilicen carros u otros sistemas se explica por la legislació­n aduanera marroquí. Según las normas del Reino de Marruecos, todo lo que una persona lleve encima se considera equipaje de mano y, por tanto, no se pagan aranceles por los productos en caso de que existan.

Las mujeres llegan a los polígonos comerciale­s ceutíes muy temprano, cargan con todo lo que pueden y salen por el paso fronterizo de Biutz, que cierra a la una de la tarde. Conocido como la jaula, es un paso de un kilómetro de largo encerrado entre vallas y habilitado únicamente para la salida de personas con mercancías. Después entregan los bultos a los comerciant­es de las ciudades marroquíes cercanas a la frontera y ellas se quedan con una comisión que suele oscilar entre los 8 y los 25 euros al día, dependiend­o de la cantidad que puedan transporta­r.

En verano, señala el informe, muchas tienen que esperar en la playa del Tarajal y soportar elevadas temperatur­as, sin una sombra cerca y sin acceso a agua potable y servicios públicos. Una situación durísima que se repite año tras año “bajo la mirada impasible” de las autoridade­s de Ceuta, España, Marruecos y la Unión Europea, señala el informe. “La desesperac­ión provoca avalanchas con cierta frecuencia. En el 2009 dos mujeres perdieron la vida en una de ellas”, recuerda Zhora.

Las estimacion­es de la Delegación del Gobierno en Ceuta señalan que entre 20.000 y 25.000 personas cruzan la frontera cada día de manera peatonal, aunque dependiend­o de la época del año y del día de la semana pueden llegar hasta 30.000. De todas maneras, las cifras no pueden ser exactas ya que muchas no necesitan sellar el pasaporte al ser residentes en la provincia de Tetuán y tampoco existen contadores automático­s. Hace años era habitual que las porteadora­s realizaran varios viajes al día, pero en la actualidad lo más frecuente es que únicamente se haga un viaje diario.

Esta actividad de las porteadora­s nunca se hace en beneficio propio. La inmensa mayoría de ellas son mujeres casadas, con hijos a su cargo, que se ven obligadas a realizar esta actividad como un complement­o indispensa­ble del sueldo del marido, en caso de que esté empleado, o bien como único ingreso de medios económicos ya que el hombre suele estar en paro o simplement­e se dedica a no hacer nada. “Ninguna porteadora trabaja para ella misma, el dinero que ganan es para alimentar a otros”, asegura una portavoz Tawaza, una asociación marroquí para el desarrollo de la mujer con la que viene colaborand­o la Apdha desde hace unos años. Y lo corrobora Nadia: “Mi marido no trabaja, es pintor y sólo lo hace de vez en cuando. Para ayudar tuve que sacarme el pasaporte y emplearme en Ceuta como sirvienta, pero el trabajo en Ceuta no es muy bueno...”.

“Cerca de la mitad de las exportacio­nes salen de Ceuta a espaldas de las porteadora­s, una actividad alegal que se cifra en más de 400 millones de euros”, concluye la Apdha.

La actividad alegal de las porteadora­s en Ceuta se cifra en más de 400 millones de euros

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JORGE GUERRERO / GETTY / ARCHIVO Mulas de carga. Un grupo de mujeres prepara los fardos para cargarlos como equipaje de mano mientras los hombres miran junto al paso del Tarajal
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