El deporte se digitaliza La obtención de datos al instante sobre el rendimiento de los atletas y su gestión desde la nube revoluciona los entrenamientos y la competición
Mounir Zok es el director de tecnología e innovación del equipo olímpico de Estados Unidos desde 2012 y a él debe atribuirse parte del éxito apabullante de los deportistas norteamericanos en Río. “Los atletas son más inteligentes hoy porque tienen acceso a mucha más información”, explica a La Vanguardia. El deporte estadounidense se ha sumergido en la digitalización: transformar el rendimiento de un atleta y sus sensaciones en miles de datos. Toda la información se obtiene gracias a tecnologías sin cables, como los nanosensores, y se envía al momento a la nube, donde se gestiona para mejorar la toma de decisiones del deportista y sus entrenadores.
Muchos equipos profesionales y deportistas de elite están utilizando en todo el mundo las últimas tecnologías, con la participación de gigantes como Apple, Intel, Google o IBM, para poder medir y evaluar la respuesta física de forma continuada durante los partidos, las carreras o los entrenamientos. “Es como abrir una ventana a todo lo que pasa en el cuerpo humano, y no sólo al principio o al final de un ejercicio. Un deportista no estará nunca más off line, podemos saber qué le está sucediendo en cada momento y entender mejor el porqué de su comportamiento”, destaca Zok. La información es clave para ayudar al atleta y sus entrenadores en cada instante y también de forma planificada, lo que permite mejorar los resultados y batir marcas.
El principal cambio de paradigma es que se ha pasado de poder estudiar solamente el rendimiento deportivo en los laboratorios, procesando la información durante uno o dos días, a obtener información mientras se compite o entrena, sea en una pista de atletismo, un velódromo, una piscina o un campo de fútbol. No todos los deportes se están digitalizando al mismo ritmo porque las características de cada disciplina condicionan. No es lo mismo seguir a un nadador, un ciclista o un boxeador. “La digitalización marcará la evolución del deporte”, añade quien está trabajando con referentes como el nadador Michael Phelps o la gimnasta Simone Biles.
La investigación necesaria para hacer posible su desarrollo es de alcance global. El jefe de innovación de la principal potencia olímpica mundial (121 medallas en Río) acaba de visitar Tarragona atraído por el trabajo del grupo de investigadores de Quimiometría, Cualimetría y Nanosensores de la Universitat Rovira i Virgili (URV). El equipo tarraconense ha inventado un sensor inteligente revolucionario que se puede aplicar sobre la piel como si fuera una tirita y permite prever la deshidratación del atleta gracias al análisis de su sudor. Información al momento para decidir por ejemplo en un maratón cuándo es mejor aumentar la ingesta de líquidos e incluso abandonar. Su sensor, bautizado como Smart Patch, es aún un prototipo pero ya se ha probado con éxito.
Uno de sus investigadores, el fisiólogo Jordi Ferré (URV), ha viajado ya a Colorado. El equipo olímpico estadounidense podría aplicar el Smart Patch para mejorar el rendimiento de sus atletas en Tokio (2020). “Que ellos fueran los beneficiarios de nuestra tecnología sería perfecto. No creo que pase más de medio año antes de que se cierre un acuerdo, si se concreta”, dice Ferré, ilusionado. “Encontraremos la mejor manera de trabajar con el grupo de la URV, están haciendo un trabajo de nivel top mundial”, dice Zok.
La digitalización está dirigiendo su mirada, precisamente, hacia los sensores inteligentes, imprescindibles para captar los datos on line, sin cables, fuera del laboratorio y sin interferir en la práctica deportiva. El camino aún por recorrer es largo y no siempre sencillo. “Ahora tenemos los mecanismos preparados para absorber toda la información y poder monitorizarla, con grandes compañías tecnológicas a nivel mundial, pero el punto limitante es cómo podemos captar nuevos datos”, advierte Ferré.
Una de las posibles soluciones, la ropa inteligente, con tejidos que permitan incorporar la tecnología para captar más información. Ya se han probado también con éxito sensores en las muñecas de los boxeadores para medir la calidad de sus golpes; en el pecho de los lanzadores de peso, con tecnología militar incorporada, para buscar el lanzamiento per-
fecto (altura, ángulo y fuerza); o en el casco de los nadadores.
No se trata, pues, de ciencia ficción. Para la elección de la mejor pareja de saltadores de trampolín en la modalidad de dúo para Río, el equipo americano desarrolló un algoritmo de inteligencia artificial para los dos saltadores que mejor podían compenetrarse sin la necesidad de que previamente entrenasen juntos. Antes se colocó a cada candidato un sensor en las muñecas que enviaba los datos de cada salto a la nube. El resultado, el primer dúo digital ganó dos medallas inéditas para Estados Unidos.
Con la digitalización del deporte no sólo se miden y analizan marcadores fisiológicos para evaluar el cansancio, la potencia o el estrés muscular para prevenir lesiones. También se está utilizando para analizar movimientos, saltos o lanzamientos. En el ciclismo en pista se está usando para seguir la trayectoria de los corredores en un escenario tan complejo como el velódromo, donde el campo de visión es muy limitado. Un sensor en el casco del ciclista envía continuamente información a la nube acerca de la posición de su cuerpo y bicicleta en la pista, con datos de velocidad, potencia y cadencia de pedalada. Unas gafas inteligentes permiten al corredor poder leer los datos en tiempo real.
En competición, la digitalización aún tiene muchas limitaciones porque el reglamento no permite la utilización de gafas inteligentes ni sensores. Los expertos prevén que se irán incorporando y que incluso acabarán formando parte del show, ofreciendo al telespectador más información del rendimiento de cada deportista. Más audiencia y negocio gracias a productos que tras implantarse en la elite llegarán, además, al deporte amateur.
“El reto de los próximos cuatro años es lograr digitalizar mejor todos los deportes. Si lo conseguimos, el nivel deportivo subirá más y más... Estamos llegando a un nivel que nunca habíamos imaginado, no sabemos dónde están los límites”, augura Zok. El objetivo final, ganar más medallas y batir récords. La competición deportiva mundial es también tecnológica.