La Vanguardia (1ª edición)

Sí, Barack, tenemos problemas

- Francesc Bracero

Mentir no es gratis. Sólo parece que lo es. Tarde o temprano, siempre se paga. En el año que se va hemos aprendido muchas cosas gracias a Facebook y no todas buenas, como el inquietant­e término posverdad. Hace unas semanas, su fundador, Mark Zuckerberg, anunciaba que su servicio de noticias iba a buscar fórmulas que impidieran la publicació­n de informacio­nes falsas, lo que lleva un reconocimi­ento implícito de que, por mucho que se haya negado, la red social pudo tener un papel decisivo en las elecciones norteameri­canas.

En plena discusión sobre la influencia determinan­te de Facebook en un ámbito como el de la política, el todavía presidente de Estados Unidos, Barack Obama, señaló en un discurso reciente: “Si no somos estrictos respecto a los hechos y a lo que es verdad y lo que no; si no podemos discrimina­r entre los argumentos serios y la propaganda, entonces es que tenemos problemas”.

Los medios de comunicaci­ón no pueden escapar de Facebook. Con 1.800 millones de usuarios –y subiendo...–, sería suicida para cualquier cabecera dar la espalda a la gran red social mundial. El servicio de Zuckerberg ofrece a los medios de comunicaci­ón cobijo, visibilida­d, posibilida­des de administra­r la publicidad y otras ventajas que, en el mundo de internet, nadie posee. ¿Dónde está el problema?

El redactor jefe del blog de tecnología VentureBea­t, Blaise Zerega, comparaba hace unos días la red social con un diablo tentador para el mundo de los editores de prensa, porque Facebook es una red social y no tiene interés en la publicació­n de periodismo. Lo suyo es el marketing, la publicidad y los contenidos de muy diverso tipo. No es ningún reproche, sólo una evidencia, señalar que Zuckerberg no tiene un interés específico en el periodismo y la informació­n. No tiene por qué.

La experienci­a que cada medio ofrece a su audiencia es única. Si la prensa se entrega a Facebook, pierde su derecho a decidir muchos de los aspectos que los vinculan con su público. Pierden, de esa manera, el lector y el informador porque todos quedan al libre albedrío de Zuckerberg. El papel de los medios de comunicaci­ón y su relación con Facebook está muy a debate en Estados Unidos. En España, apenas.

Sí, Barack, tenemos problemas. Ahora que el presidente estadounid­ense se va a quedar en el paro, alguien debería pensar en ficharlo.

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