Si yo fuera su rival...

Aquí acaba un año difícil. Nadal ha tenido muchas lesiones. Ha dejado de jugar torneos importantes y ha tenido que retirarse en Roland Garros, donde más le duele. Los años pasan, las lesiones aparecen.

En agosto, viví parte de sus vicisitudes en Río. Convivíamos, compartíamos la habitación. Hablábamos de muchas cosas. Intentábamos que sus problemas físicos fueran lo de menos. Teníamos un buen equipo médico. Todos estaban pendientes de sus circunstancias. Nadal vivió aquellos días con dolor en la muñeca. Así es como había llegado: en realidad, está acostumbrado a vivir de esta manera. Había tenido poco tiempo para prepararse, tras los problemas de los meses previos. Sin embargo, iba ilusionado. No quería perderse aquello: era el abanderado.

Quiso estar en todo, en todas las pruebas del cuadro. En el individual, el de dobles y el dobles mixto. Cuando entendió que aquello era excesivo, bajó un escalón. Dejó el mixto. Fue capaz de jugar dos partidos diarios durante un montón de días. Y valió la pena. Logró el oro en dobles y se quedó muy cerca de la medalla en individuales.

Aquello le desgastó, eso es evidente. Pero ahí sigue. Ha cerrado el año en el top ten. Conservo la fe en él. Nos hemos entrenado juntos en estos días en Mallorca y le he visto plenamente restablecido, con la moral de siempre, recuperado de sus lesiones. No sé cómo le valoran ahora los otros, pero puedo contarle cómo le veo yo. Si yo fuera su rival, seguiría observándole con miedo y respeto. Nadal continúa siendo uno de los tenistas más grandes de la historia.

Marc López

M. LÓPEZ, campeón olímpico en dobles junto a Nadal en Río 2016