Las solicitudes españolas de patente europea sólo representan el 1% del total
Las demandas nacionales descienden este ejercicio por octavo año consecutivo
España suspende (una vez más) en innovación. Desde el punto de vista económico, el año que está a punto de acabar ofrece datos positivos, desde la disminución del paro hasta el crecimiento sostenido del PIB. Pero la asignatura pendiente sigue siendo la misma. Tampoco en este ejercicio se ha conseguido dar el salto en I+D.
Los últimos datos de la WIPO (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual) y de la EPO (Oficina Europea de Patentes) confirman una debilidad estructural de fondo. El último trimestre de 2016 el total de las solicitudes (según el protocolo PCT de patente internacional) bajó un 21% respecto al trimestre anterior, con lo que este año va camino, en el mejor de los casos, de igualar el 2015. Las estadísticas confirman que las cerca de 1.500 demandas anuales de patentes procedentes de España apenas representan el 1% del total que reciben las oficinas de la EPO.
En el ranking de las 100 empresas que más patentan inventos no hay ninguna firma española. Y si se examina la ratio de solicitudes por habitante, entonces España ocupa el lugar 24, superada por Eslovenia. “El ratio que tenemos es penoso”, reconoce Jorge Isern, socio del bufete Isern Patentes y Marcas. Un tercio de las demandas proceden de Catalunya, la autonomía más dinámica en lo que se refiere a la innovación.
Si se miran las cifras que aporta la Oficina Española de Patentes (OEPM) hasta el mes de noviembre del 2016, más de lo mismo. Se prevé finalizar el año con un descenso del 2% del volumen de solicitud de patentes nacionales. Este será el octavo año consecutivo de descenso. “Puede ser fruto de los meses de parón institucional y de subvenciones, sobre todo a universidades y entes públicos, provocado por los meses de incertidumbre y de gobierno en funciones”, señalan desde Isern.
No obstante, también hay que reconocer que las empresas más grandes ahora aspiran a competir en el exterior, con lo que la concesión de una patente únicamente española puede saber a poco según el tipo de invento que se quiere comercializar. “La exclusividad en España ya no es suficiente para algunos de los inventos que se pretenden proteger; por ello, muchas compañías solicitan la patente internacional ”, dice Isern.
Las últimas cifras del INE, difundidas hace un par de semanas, indican que en España el gasto en innovación se incrementó –en el año 2015– un 5,5% y se situó en 13.674 millones de euros. El mensaje parece contradictorio pero hay que poner los datos en perspectiva.
Sólo una parte de este gasto corresponde a innovaciones de producto o proceso. El resto es imputable a cambios en los procesos organizativos y de ventas. Otras vienen directamente de la compra de software, maquinaria o hardware.
El último trimestre de este año hubo un 21% menos de demandas respecto al trimestre anterior
Unos apartados que no se traducen en un aumento de la solicitud de patentes.
Según el último estudio de la EPO, el 42% de la actividad económica de la UE, el equivalente de 5,7 billones de euros al año, es generado por industrias de alta densidad de propiedad intelectual. El 38% de los puestos de trabajo procede de esta rama, con salarios que son un 46% más elevados que el resto de sectores.
Deberían ser unos buenos motivos para que a las empresas españolas y a sus investigadores se les encienda la bombilla de las ideas.