Putin ningunea las sanciones de Obama y espera a hablar con Trump
“No vamos a expulsar a nadie, no nos rebajaremos”, dice el presidente ruso
Vladímir Putin ha decidido que ignorar es el mayor desprecio. El presidente de Rusia anunció ayer que no moverá un dedo ante la “provocación” de Barack Obama, que el jueves ordenó la expulsión de 35 diplomáticos rusos e impuso sanciones contra las dos principales agencias de inteligencia rusas, a las que acusa de estar detrás de los ciberataques ocurridos en las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos.
“No vamos a expulsar a nadie –afirmó Putin en un comunicado–. Aunque nos reservamos el derecho a tomar medidas en represalia, no nos rebajaremos al nivel de diplomacia irresponsable y de andar por casa”.
El mensaje de Putin es evidente: no se toma en serio las decisiones de un presidente a quien sólo le quedan tres semanas en el cargo. Especialmente cuando su sucesor, Donald Trump, ha elogiado repetidamente a Putin y quiere un acercamiento con Moscú.
La reacción (la no reacción) del presidente ruso fue una sorpresa. Pagar con la misma moneda es una práctica diplomática habifiestas tual y de hecho el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, había comparecido por la mañana para proponer que Rusia respondiera con idéntica reciprocidad, expulsando a 35 diplomáticos estadounidenses.
Sin embargo, horas más tarde, Putin anunció que no iba a hacer nada de eso y que esperará a ver las acciones de Trump, que jurará el cargo de presidente el próximo 20 de enero, antes de tomar ninguna decisión respecto a las relaciones con Estados Unidos.
“Los diplomáticos rusos que vuelven a casa podrán pasar las de Año Nuevo con sus familiares y seres queridos”, afirmó el presidente ruso. Luego invitó a los hijos de los diplomáticos estadounidenses a la fiesta de Año Nuevo en el Kremlin.
Trump alabó en un mensaje a través de Twitter la reacción de Putin. “Siempre supe que era muy listo”, afirmó.
Las sanciones de Obama incluyen el cierre de dos complejos propiedad del Gobierno ruso en Maryland y Nueva York, que Washington asegura eran utilizados para espionaje. Moscú lo niega y alega que se trata de dachas, residencias de fin de semana utilizadas por el personal diplomático y sus familias. Lavrov propuso quitar a los diplomáticos estadounidenses una dacha en Moscú, frente al río. Putin dijo que no prohibiría “ni a los diplomáticos estadounidenses, ni a sus familias, ni a sus hijos disfrutar de sus lugares habituales de descanso en las fiestas navideñas”.
En otro mensaje de felicitación del Año Nuevo a Donald Trump, Putin subrayó que las relaciones entre Rusia y Estados Unidos son clave para mantener la seguridad y la estabilidad global.
Meses atrás, Trump se burló de los hallazgos del FBI y la CIA, cuando denunciaron que piratas a sueldo del Kremlin estaban detrás de los ciberataques sucedidos durante la campaña, principalmente contra la demócrata Hillary Clinton. No está claro, sin embargo, que el presidente electo vaya a levantar las sanciones contra Rusia cuando llegue al poder. El jueves reaccionó diciendo que hay que “pasar página” pero aseguró que se reunirá con las agencias de inteligencia para que le informen al detalle de la situación.
El tono magnánimo de Putin contrastó con la reacción airada de su círculo. El primer ministro ruso, Dimitri Medvédev, escribió: “Es una pena que la Administración Obama, que empezó restaurando nuestros vínculos, acabe su mandato entre estertores antirrusos”. “Estados Unidos y el pueblo estadounidense han sido humillados por su propio presidente”, reaccionó la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zajárova, que tachó a la Administración Obama de “grupo de fracasados en política exterior, amargados y poco inteligentes”.
Trump alaba la reacción del líder ruso: “Siempre supe que era muy listo” Putin invita a los hijos de diplomáticos de EE.UU. a una fiesta en el Kremlin