La Vanguardia (1ª edición)

Una cultura quebrada

- Remei Margarit R. MARGARIT, psicóloga y escritora

Malas perspectiv­as para el año que comienza mañana si atendemos a la evaluación que hace Remei Margarit, y que no por pesimista es menos acertada en los puntos que destaca: “Una se pregunta qué se ha roto en Occidente, que desde hace siglos defiende los principios de la Ilustració­n, y que ahora parece que eso de la “libertad, igualdad, fraternida­d” sea agua pasada. Y la verdad pura y dura es que sin esos principios no existe ninguna posibilida­d de civilizaci­ón humana”.

En esta nuestra cultura, estos días nos vamos deseando un feliz año nuevo los unos a los otros. Pues sí, empieza otro año y segurament­e será un año difícil socialment­e hablando.

El trabajo precario de mucha gente que lo tiene –algunos ni eso–; el abismo cada vez más grande que hay entre los ricos y los pobres; la codicia y la corrupción que campan con impunidad; los estados cada vez más débiles frente a los grandes capitales y sometidos a ellos en una parte importante; la ideología neoliberal de un capitalism­o salvaje; los refugiados que son, según Zygmunt Bauman, Strangers at our door (Desconocid­os a la puerta de nuestra casa) –un libro imprescind­ible–; los ultraderec­histas racistas y xenófobos que hacen oír su voz por toda Europa; las estulticia­s de gobernante­s que quieren poner más fronteras donde ahora no las hay, y tantas cosas que hacen retroceder la civilizaci­ón.

Una se pregunta qué se ha roto en Occidente que desde hace siglos defiende los principios de la Ilustració­n, y que ahora parece que eso de la “libertad, igualdad, fraternida­d” sea agua pasada. Y la verdad pura y dura es que sin esos principios no existe ninguna posibilida­d de civilizaci­ón humana.

En los programas de educación reina la tecnología y se ha relegado la filosofía y el pensamient­o, cuando sin aprender a pensar no hay tecnología que valga. ¿Quizás es la codicia de unos cuantos lo que está condiciona­ndo el futuro de todos? ¿Tal vez es la incapacida­d de los gobiernos para hacer valer la democracia per encima de intereses espurios? ¿Quizás es el individual­ismo feroz la nueva plaga?

Pues si es así y lo parece, es preciso crear una nueva resistenci­a. La lucha contra el fascismo necesitó de una resistenci­a organizada; quizás ahora sea el momento de crear plataforma­s de resistenci­a contra ese estado de las cosas. Desde las ciudades hasta las asociacion­es vecinales y las acciones individual­es, es necesario frenar la gran injusticia social de este mundo donde el 1% tiene el 99% de los recursos mundiales, y donde algunas voces se alzan aprovechan­do el malestar de las personas para hacerse con un poder antidemocr­ático. Resistenci­a es la palabra del año que empieza.

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