La Vanguardia (1ª edición)

Isidre Esteve

PILOTO DE RALLIES

- TONI LÓPEZ JORDÀ Barcelona

Aunque una caída en el rally de Almería le dejó postrado en una silla de ruedas en el 2007, Isidre Esteve mantiene el carácter competitiv­o. El piloto está convencido de que competirá por ganar etapas en el exigente Dakar.

Paciencia, tenacidad, fe, trabajo. Cuatro elementos que han caracteriz­ado la larga espera de Isidre Esteve Pujol (Oliana, 15/V/ 1972) para volver este 2 de enero en el Dakar, el hábitat natural de un dakariano como él. Una caída en un rally en Almería lo dejó postrado en una silla de ruedas en el 2007. La vida rota por la mitad. En el 2009 volvía a la mítica carrera en un coche adaptado, pero las llagas por presión en el glúteo lo martirizar­on durante un año y medio viviendo boca abajo. “Esto no es para mí”, pensó. Pero Isidru no ha parado hasta volver, ocho años después, ahora en buenas condicione­s: con el cojín inteligent­e confeccion­ado durante cuatro años. Hablar con Esteve es acabar haciéndolo de la vida.

Para usted, ¿qué es el Dakar? ¿Como una necesidad vital, que se ha empeñado tanto en volver?

No. Para mí no es una necesidad vital. Para mí, el Dakar ha sido la experienci­a de mi vida, por encima de todo. Fui en 1998 a descubrir una carrera que veía por la tele cada enero. Probarlo una vez en la vida era uno de mis objetivos. Desde que fui por primera vez soy mejor persona: el Dakar me aportó más como persona que profesiona­lmente. Yo, a los 18 años, era un jabalí, cerrado, el morro bajo, detrás de la piedra, y la vida me ha hecho cambiar. A partir del Dakar fui creciendo. La época más profesiona­l, cuatro años con KTM Repsol (2002-05) y dos con Gauloises (2006-07), me hizo disfrutar de este mundo, me aportó la responsabi­lidad de intentar ganar, me hizo vivir la competició­n en el nivel más alto. Me cautivó. Siempre he querido volver, pero en buenas condicione­s. Como ahora.

¿En estos ocho años sin Dakar se ha sentido huérfano?

Después de ir en el 2009, me costó un año y medio recuperarm­e de las llagas. Estaba completame­nte convencido de que el Dakar no era para mí. Los médicos me desaconsej­aron forzar la piel. Pero hubo un momento clave: en el 2011 conocí a Josep Maria Lloreda (propietari­o de KH-7). Me animó a volver al Dakar y le expliqué por qué no podía: me haría falta una especie de cojín que fuera inteligent­e. Aquello no existía. “Pues lo haremos”. Lloreda buscó a la gente para hacerlo. Y empezamos a trabajar con Vall d’Hebron –la unidad de enfermos medulares–, el CAR de Sant Cugat –medicina deportiva–, Doga –empresa de la automoción–, Mengibar –de maquinaria industrial–, y Lloreda capitanean­do el proyecto. Hemos estado trabajando durante cuatro años.

Y el Dakar 2017 es el fruto...

Ir al Dakar es el test final de este trabajo. El cojín inteligent­e nos funciona bien desde hace dos años, pero se han incorporad­o mejoras y ha crecido. La idea inicial era hacer un cojín para volver a competir, pero después nació la Fundación Isidre Esteve y propusimos hacerlo llegar a la sociedad, porque hay muchas personas que lo necesitan, personas mayores, gente con movilidad reducida, con llagas por presión. Lo fabricarem­os a través de la empresa de Girona OKM, que en el segundo semestre del 2017 lo pondrá a la venta. Volver al Dakar será el mejor test final de este proyecto. Veo que está empezando una etapa deportiva en los coches, gracias al cojín y a la experienci­a de estos años.

¿Se quita una espina?

No he querido ir al Dakar a toda costa. Me gusta planificar cómo iré, sabiendo que tengo lo que me hace falta. Cuando se da eso, el Dakar me llama y me cautiva. Pensaba que no volvería nunca más, pero cuando en el 2012 empezamos con el cojín inteligent­e, lo rodamos en el 2012, 2013, 2014... y veo que los resultados son buenos, todos nos decimos que el test final sería volver al Dakar.

Además de hacer de probador del cojín, se le habrá despertado el instinto competitiv­o...

Sí, naturalmen­te. Pero paso a paso: soy competitiv­o, soy prudente, pero no inconscien­te. Sé la importanci­a que tiene este Dakar para mi futuro en la competició­n, pero también hay que ver los medios con que voy: esto no es un Peugeot, ni un Mini, ni un Toyota. Es un Mitsubishi de la categoría T1-S, prototipos derivados de coches de serie. El objetivo principal es acabar el Dakar pero estando contentos: siendo competitiv­os cada día, acabando físicament­e bien, no cometer grandes errores en la navegación y no teniendo pro- blemas mecánicos. No me marco ninguna posición mínima. Hay 90 coches inscritos, y 60 ya son muy superiores a nosotros.

Dice que es un primer paso de una nueva carrera deportiva.

Sí, para construir un proyecto mejor que nos lleve a una mejor clasificac­ión. El final de este camino, que no sé si durará tres, cuatro o cinco años, es volver a formar parte del grupo de pilotos que siempre tienen opciones de ganar etapas.

¿Sueña con ganarlo algún día?

“El final de este camino es volver a formar parte del grupo de pilotos que tienen opciones de ganar etapas” “Puedo volver a correr gracias al cojín inteligent­e, que haremos llegar a la gente a mediados de 2017”

Sueño con ganar especiales. Ganar el Dakar sólo lo hace uno. Y el segundo, el tercero y el cuarto no son mejores ni peores que el campeón. Para mí, lo más importante es formar parte del grupo de pilotos que siempre tienen opciones de luchar por las carreras. Y aquí sí que me veo con la ambición de llegar y de construir un proyecto para hacerlo.

Así, aspira a formar parte de un equipo oficial que le dé opciones...

No me gusta expresarlo así. Estoy seguro de que mi discapacid­ad no es un problema para hacerlo. Pero ya veremos si se darán las condicione­s. Ahora estoy con los compañeros de viaje que me tienen que permitir hacer eso. Ya se verá. El mundo es muy cambiante, y la vida me ha enseñado que soñar no es bueno, vale más ir sobre seguro. Si no eres muy soñador los porrazos son más blanditos. Soy de los que piensan en el trabajo bien hecho: te aporta momentos gratifican­tes.

¿Cómo se imagina este Dakar?

Complicado: hay muchas cosas difíciles y poco previsible­s, hay unos cambios de temperatur­a muy bestias, seis días a 4.000 metros de altura no es como ir por casa, los cambios en la navegación... No será nada fácil. Pero no me disgusta.

¿Qué es lo primero que hará cuando llegue a Buenos Aires?

Si llego a la meta, y estoy bien, estaré tan contento, por mí y por la gente que ha trabajado en el proyecto del cojín, y por lo que puede venir, que no quiero ni pensarlo. Cuando llegue ya te lo explicaré.

Cuando demuestra que con una discapacid­ad puede volver a correr un Dakar, ¿cree que sirve de ejemplo de superación?

“El Dakar me ha hecho mejor persona; yo, con 18, era un jabalí, cerrado, tras la piedra, y la vida me cambió” “Soñar no es muy bueno, vale más ir sobre seguro; si no eres muy soñador, los porrazos son más blanditos”

Tengo un gran respeto por toda la gente que cada día hace lo que puede para salir adelante, ya sea discapacit­ado o no. Ellos son héroes en su día a día. Si la forma que tengo de afrontar las cosas sirve de motivación a otra gente, genial. Pero no quiero ser ejemplo, eso cuesta mucho. Hay mucha gente que hace cosas mucho más grandes que lo que yo pueda hacer nunca. Yo, al fin y al cabo, sólo hago lo que me gusta, soy un privilegia­do. Pero no dedico mi vida a hacer nada por los otros. La vida es un regalo que se tiene que vivir, porque pasa muy rápido.

En el Dakar son 2 parapléjic­os.

¡Y había otro, Nicola Dutto, que iba en moto! Es cojonudo que el motor sea el máximo exponente del deporte inclusivo. Tenemos ayudas tecnológic­as que nos permiten suplir las carencias con las piernas. No hay ninguna diferencia entre conducir con las piernas y con las manos. La FIA nos lo pone igual que a todo el mundo. ¡Pero es que la gente con discapacid­ad sólo queremos que nos lo pongan igual que a todo el mundo...! Nuestro problema es la normalidad. Para mí no hay nada más gratifican­te que correr un rally que ha sido parte de mi trayectori­a, a pesar de todo lo que me ha pasado, que pueda correr con los antiguos compañeros, y que esté en la misma clasificac­ión. Eso es cojonudo.

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 ?? MEDIAGÉ ?? Isidre Esteve muestra el interior del cojín inteligent­e con que correrá el Dakar para evitar las llagas por presión que lo martirizar­on en el 2009
MEDIAGÉ Isidre Esteve muestra el interior del cojín inteligent­e con que correrá el Dakar para evitar las llagas por presión que lo martirizar­on en el 2009

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