La Vanguardia (1ª edición)

EL FÚTBOL MIRA A CHINA

Cada vez más jugadores, y de superior nivel, caen en la tentación asiática ante la oferta de salarios multimillo­narios; Europa recela

- DAVID CABRERA LÓPEZ Barcelona

El país asiático invierte cada vez más dinero en el fichaje de futbolista­s de renombre para su Liga.

Oscar dos Santos, de 25 años, ha sido el bombazo del mercado invernal. En la víspera de Nochebuena, el Shanghai SIPG hizo oficial el fichaje del mediapunta brasileño del Chelsea por 61 millones de euros. Así, Oscar pasa a encabezar la lista de traspasos más caros de la Superliga China, en la que figuran nombres como Hulk (55 millones), Alex Teixeira (50 millones), o el exatlético Jackson Martínez (42 millones).

Estos jugadores han llegado a Asia durante el 2016, y evidencian el esfuerzo que está haciendo China por ponerse al nivel de las grandes ligas europeas. Varios equipos han desembolsa­do cantidades ingentes de dinero y han traído a figuras de Europa y Sudamérica, para aumentar su competitiv­idad progresiva­mente y ser una opción a tener en cuenta para jugadores cada vez mejores.

El modelo es distinto al de otras competicio­nes emergentes. En los últimos años, la MLS estadounid­ense o la Liga de Qatar han fichado a iconos como Xavi Hernández, Thierry Henry o Raúl González, que ya han cumplido sus ambiciones en cuanto a títulos y buscan un cambio de aires en ligas de menor exigencia con contratos millonario­s.

No obstante, la Superliga China busca otro perfil. Hasta ahora muchos de los fichajes son de futbolista­s de nivel en una edad ideal para competir, pero que no cuentan con oportunida­des en sus respectivo­s equipos: Jackson llegó al Atlético como un 9 referencia pero no encajó en el sistema de Simeone y Oscar alternó buenas temporadas con otras irregulare­s en Inglaterra y ya no entraba en los planes de Conte. De esta manera, los fichajes llegan con la perspectiv­a de jugar más años y de dar un rendimient­o alto, en lugar de la jubilación de oro que dan a entender las incorporac­iones a la MLS o a Qatar.

Ahora bien, esto no significa que los salarios en la liga de China sean bajos. Lo que más llama la atención con estos fichajes son contratos que firman los jugadores, con cifras astronómic­as incluso en el fútbol actual. Cuando el Daily Mail publicó el mes pasado la lista de “Los 10 futbolista­s mejores pagados del mundo”, figuraban los nombres de Hulk, Graziano Pellè o Lavezzi, con ingresos de entre 15 y 18 millones por temporada. Hay que añadir a esta lista los nuevos sueldos de Oscar y Carlos Tévez, que cobran una cifra superior a los 20 millones por año y se sitúan al nivel salarial de Messi o de Cristiano Ronaldo.

Así pues, dejando de lado la calidad de los jugadores, es llamativa la ostentació­n que desprenden estos fichajes. Dentro de la inflación constante que vive el fútbol, acentuada en la última década por la llegada de magnates y jeques, la Superliga China evidencia su poderío económico por encima del resto con cada nueva incorporac­ión. Parece que el objetivo es demostrar que están a la altura de las exigencias de cualquier jugador. De hecho, en las últimas semanas han sonado ofertas mareantes hasta por Messi, Sergio Ramos o Cristiano.

Más allá de este esfuerzo económico, la propuesta de la Superliga China no convence lo suficiente a los jugadores. Didier Drogba ya estuvo en el Shanghái Shenhua en junio del 2012, al filos nalizar su primera etapa en el Chelsea, y sólo tres meses después volvió a Europa. En la misma línea Jackson Martínez, que se incorporó a las filas del Guanghzou Evergrande en febrero del presente año, busca en el mercado de invierno un equipo europeo que vuelva a contar con él. Los equipos son distintos pero el ciclo es el mismo: pocos jugadores aguantan varias temporadas en su paso por Asia.

Los motivos son diversos. Parece que, a diferencia de Qatar o Estados Unidos, la cultura asiática no convence mucho a las estrellas. Las plantillas, de entre 23 y 25 jugadores, están formadas prácticame­nte en su totalidad por jugadores locales, con lo que la sensación de aislamient­o en los futbolista­s extranjero­s puede ser mayor. Al final, los fichajes de estrellas que a priori tienen una formación y nivel mucho mayor que el de sus compañeros de la Superliga China, no funcionan. El rendimient­o no cumple las expectativ­as y el propio jugador se siente incómodo, hasta el punto de renunciar a su ficha astronómic­a para volver lo antes posible.

Con todo esto, la Superliga China ha pasado de ser una desconocid­a a ser una amenaza para las grandes ligas europeas. Las cifras ofrecidas rompen el mercado y las escalas salariales actuales, siendo un incentivo irresistib­le para muchos jugadores. Queda por ver si los nuevos fichajes se estabiliza­n y si sigue subiendo el nivel de las incorporac­iones.

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VCG / GETTY Givanildo Vieira, conocido como Hulk, a su llegada al Shanghai SIPG de la Superliga China, en junio

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