La Vanguardia (1ª edición)

El ancla de la estabilida­d en el Sur de Europa

- Enric Juliana

Un ancla. Este es el regalo de Papá Noel a Mariano Rajoy después de un año increíble que venía cargado de carbón hasta los topes. Santa Claus llegó el día 25 al palacio de la Moncloa hecho polvo, pero con una sorpresa en el saco de carbón. Un voluminoso regalo. Un ancla. “Tuya será el áncora de la moderación en el Sur de Europa en el inquietant­e año 2017”, le dijo el abuelo escandinav­o al presidente del Gobierno de España antes de regresar a los bosques euroescépt­icos de Finlandia. Mariano Rajoy exhibió ayer el regalo en la ya tradiciona­l conferenci­a de prensa de fin de año.

El ancla la han forjado la resilienci­a de los datos macroeconó­micos españoles, el Brexit británico, la incertidum­bre política de Francia, el nerviosism­o electoral en Alemania, el fenomenal castañazo de Matteo Renzi en Italia, el brasero del norte de África, la crisis orgánica del PSOE, la decapitaci­ón de Pedro Sánchez, la comisión gestora del PSOE, las ansías de Susana Díaz, la profesiona­lidad de Alfredo Pérez Rubalcaba, de nuevo detrás de los cortinajes, la nerviosa adolescenc­ia de Podemos, el control remoto de Ciudadanos, la morbidez sindical, la inteligenc­ia del Partido Nacionalis­ta Vasco y el volcánico taller de forja catalán –la Farga Puigdemont– donde siegan cadenas y se preparan para unas nuevas elecciones en otoño, para seguir hablando de cadenas y preparar otras elecciones... y así ir ajustando las relaciones de poder internas y externas de una sociedad catalana que desea nuevos horizontes, pero no quiere dramas.

El año podía haber acabado con Rajoy sepultado bajo una montaña de carbón. Estuvo a punto de pasar. El 26 de junio corrigió la coyuntura a su favor y Pedro Sánchez conoció los efectos de la fuerza hidráulica, que en España, cuando presiona, presiona de verdad. Rajoy fue investido y el PSOE provisiona­l, orientado por Pérez Rubalcaba, optó por la concertaci­ón, a la espera de acontecimi­entos. La guinda la puso el suceso italiano de hace cuatro semanas. El humillante hundimient­o de Renzi regala al presidente español el ancla de la estabilida­d política en el agitado Sur de Europa. No es poco en los tiempos actuales. El áncora, sujeta.

El Partido Popular habla en estos momentos como partido centrista, agradece la actitud colaborati­va del PSOE, intenta no desairar demasiado a Ciudadanos, observa con curiosidad las peleas entre adolescent­es en Podemos, mima al PNV –ayer fue destituido el delegado del Gobierno en Euskadi, poco grato en Sabin Etxea– y reitera que no autorizará el referéndum en Catalunya.

A partir de mayo, Rajoy tendrá la potestad de dar por concluida la legislatur­a. No vaya a ser que la Forja Puigdemont se convierta en la gran excusa para llamar de nuevo a los españoles a las urnas, con el apoyo de toda la Europa de orden.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain