El nuevo Sant Antoni espera al menos 400.000 visitas cada mes
Ocho años y 70 millones de euros después, el mercado afronta la recta final de la remodelación
No se puede reflejar sólo con fórmulas químicas toda la belleza de un diamante. Las cifras del renacido Sant Antoni tampoco son suficientes, pero dan una idea de la majestuosidad de la restauración. Y de lo que implicará –para bien y para mal– en este barrio del Eixample. De hecho, ni siquiera la expresión mercado municipal es ajustada, porque Sant Antoni también es un museo y no sólo un mercado, sino tres, el de productos frescos, el dominical y el de encants y ropa.
Las obras, que no acabarán hasta finales del 2017 o comienzos del 2018, se iniciaron en el 2009. Han costado 70 millones de euros. Las previsiones más pesimistas del Ayuntamiento calculan que cada 20 días –así mide los meses el Institut Municipal de Mercats de Barcelona– recibirá al menos 400.000 visitas (el del Ninot recibe unas 79.000 y el de Sants, 240.000... la Boqueria juega en otra liga: entre 10 y 12 millones de visitantes cada año). De todas formas, son previsiones muy contenidas y que no tienen en cuenta el efecto imán que sin duda ejercerán los impresionantes tramos de la Via Laietana –la de verdad, no la que une la plaza Urquinaona con el puerto– y de la muralla del siglo XVII que se podrán visitar en el subsuelo. Un viaje en la máquina del tiempo que sólo requiere bajar los 43 peldaños que se ven en la foto de esta página. Tan sólo 43 escalones para extasiarse ante los restos del baluarte defensivo de Sant Antoni: la contraescarpa, el glacis, el foso, la estacada... Los compradores también podrán hacer un alto entre la charcutería y la pescadería y sentirse en el semisótano parte de una historia milenaria, la de Barcino. La fundación de la colonia romana, en el siglo I a.C., coincidió con la construcción del eje costero de la Via Augusta, que unía Roma con Gades (Cádiz) y las ciudades litorales de Blandea (Blanes), Iluro (Mataró), Baetulo (Badalona) y la entonces insignificante pero llamada a más grandes destinos Iulia Augusta Faventia Paterna Barcino. Muchas vías modernas de comunicación, como la N-340, son todavía hoy herederas de este primer camino romano, pero debido al paso de los siglos y el uso continuado era impensable encontrar la calzada original. Y entonces llegó la remodelación del mercado.
Las excavaciones destaparon restos del mismo pavimento que recorrieron los legionarios del emperador Augusto. Se han podido conservar por encima de océanos de tiempo porque una gran riada cubrió de barro, piedras y tierra el camino en el siglo II d.C. Los arqueólogos, que han exhumado ahora este tesoro, han documentado también estructuras funerarias y un eje de la centuriatio o limitatio, con la que los romanos delimitaban las tramas urbanas de sus ciudades. El hallazgo revela que las cuadrículas de Cerdà vienen de muy lejos.
Otro descubrimiento significativo, pero de menor importancia, fue un tramo de la carretera de Madrid del siglo XIX. La consigna del Ayuntamiento fue conservar y respetar esta riqueza patrimonial, lo que redujo considerablemente el espacio comercial de la primera de las cuatro plantas del sótano, donde se instalarán “dos nuevos operadores comerciales aún no concretados” (posiblemente un supermercado y una cadena no alimentaria). En las
COMPRADORES... El barrio gana 11.500 m2 de superficie comercial, un hipermercado y 60 tiendas de alimentación
...Y LEGIONARIOS El subsuelo conserva un tramo original de la Via Laietana que unía la Roma imperial y Cádiz
otras tres plantas subterráneas habrá un aparcamiento de Barcelona Serveis Municipals con capacidad para 400 coches, el centro logístico, la zona de carga y descarga, de gestión de residuos y almacenes. En total serán 40.000 m2 edificados y 11.500 m2 de superficie comercial. Y 15 metros más arriba, bajo la impresionante cubierta del edificio que diseñó Antoni Rovira i Trias (18161889), habrá 60 establecimientos de alimentación y 108 puestos de los encants. Los 90 del mercado dominical estarán en el perímetro del mercado. Las obras han dado y dan trabajo todavía a 1.500 personas, la mayoría puestos cualificados. Una vez se reinaugure, Sant Antoni dará trabajo directo al menos a 900 personas, según Pere Sirvent, del Institut Municipal de Mercats de Barcelona.
El pasado y la más moderna tecnología se darán aquí la mano, en esta isla del Eixample delimitada por las calles Urgell, Tamarit, Comte Borrell y Manso. No habrá en la ciudad ningún mercado ni aparcamiento con recursos tan avanzados. La uralita que recubría el tejado de esta joya –inaugurada en 1882 y considerada la cima de la llamada “arquitectura de hierro”– se ha eliminado para que recupere su esplendor.
Elementos metálicos y azulejos se han restaurado como clones del pasado, con las mismas técnicas que emplearon los artesanos que trabajaron en el proyecto del arquitecto Rovira i Trias. Aunque el corazón del mercado, el centro logístico, está en la planta -4, a 15 metros de la superficie, se han excavado muros de contención que descienden muchísimo más, hasta una cota de 38 metros, bajo el nivel de las aguas freáticas. Más
EFICIENCIA ENERGÉTICA La climatización y el agua caliente de los comercios se obtendrán con energía geotérmica
de 83 kilómetros de tuberías recorren estos muros para mejorar la eficiencia energética y la sostenibilidad de Sant Antoni. ¿Por qué el tejado no tiene placas solares?, preguntan algunos visitantes. Porque deslucirían esta maravilla y, sobre todo, porque no hacen falta. La tecnología geotérmica permitirá abastecer de agua caliente a los comercios y la climatización de los locales.