Prandelli dimite en el Valencia tras tres meses
El Valencia es un polvorín permanente, una falla que no tiene fin. Ayer el entrenador italiano Cesare Prandelli presentó su dimisión irrevocable como técnico del club. El transalpino llegó a Valencia en octubre para sustituir al interino Voro, que había relevado al entrenador de principios de temporada, Pako Ayestarán, y en estos tres meses los resultados no han sido satisfactorios (ha logrado 6 puntos de 24 en la Liga).
Una vez más el equipo lo volverá a coger Voro, el delegado que suele hacer de entrenador en estas circunstancias y que acostumbra a tener mejores números que los técnicos que va fichando el club (dos de las tres victorias del equipo en la actual Liga llegaron con Voro en el banquillo). Desde que Peter Lim se hiciera con las riendas del Valencia en 2014 ya han pasado por la entidad como entrenadores Nuno, Neville, Ayestarán, Voro y Prandelli.
Según distintos medios valencianos, el detonante de la dimisión de Prandelli se produjo ayer. El técnico tuvo una reunión con el consejero de comunicación, Anil Murthy, en el que le expresó la necesidad de reforzar la plantilla de manera urgente para intentar cambiar el rumbo deportivo. El técnico había demandado la incorporación de cinco jugadores de más de 26 años y el club le comunicó que tras la llegada de Zaza no hay margen en el fair play financiero para afrontar más fichajes si no se producen salidas. Tras esa reunión, el técnico empezó a negociar la rescisión de un contrato que le unía con el Valencia hasta junio del 2018.
El italiano le trasladó la decisión al director deportivo, García Pitarch, y a la presidenta, Layhoon, vía telefónica, ya que esta se encuentra en Singapur. Hace dos semanas Prandelli viajó al país asiático junto a García Pitarch. Mantuvieron una cumbre en la que Peter Lim habría prometido al italiano que llegarían los refuerzos deseados. El exseleccionador transalpino aterrizó con muchas ganas pero rápidamente se vio desbordado por los acontecimientos, hasta el punto que montó en cólera y hace tres semanas sentenció: “El que no sienta la camiseta que se vaya, fuera”. El que se ha ido es él.
El italiano tiró la toalla porque el club no estaba dispuesto a darle los fichajes prometidos