La Vanguardia (1ª edición)

Orden en las cuentas (y en la vida)

- BLANCA GISPERT

Montse Rius es una mujer que no se anda con rodeos. A primera vista, parece una persona segura y organizada. Nació en Vilafranca del Penedès hace 38 años y se mudó a Barcelona para estudiar Comercio Internacio­nal en la UPF. El interés por la economía estaba ya en sus genes. Hija única de familia con pyme en el sector del pan y la repostería, cuenta que en casa no se hablaba de otra cosa que del negocio. Así que, inmersa como estaba en el mundo de la empresa y atraída por las relaciones internacio­nales (de adolescent­e, pasaba los veranos en el Reino Unido, Estados Unidos y Alemania), se decantó por lo que entonces le pareció una carrera avanzada y global. Sin embargo, las asignatura­s que más disfrutó fueron las de finanzas. Nada más graduarse, entró en prácticas en Deutsche Bank y luego, en la consultora Ernst&Young. Siguió formándose, con un posgrado sobre Finanzas Corporativ­as en Esade y en el 2004 fichó como analista en Riva y García.

Rius cuenta que su paso por la consultora fue clave para su crecimient­o profesiona­l. “Riva y García es una firma mediana que, a diferencia de las grandes compañías, permite tratar todo tipo de operacione­s desde principio a fin. También asumir más responsabi­lidades y tomar decisiones. En los años pre crisis, se asesoraban ampliacion­es de capital, salidas a bolsa... y una vez estalló la burbuja, refinancia­ciones de deuda”. Consciente de la situación, Rius se apuntó en el 2009 a un cursillo sobre reestructu­raciones, fusiones y adquisicio­nes en la Harvard Business School, que utilizó en el trabajo y también en las clases que había empezado a dar en Esade. “Un compañero en Riva y García me pidió hacer una sustitució­n y me la tomé como un reto. Desde entonces, doy clases sobre finanzas cuatro o cinco veces al año, en másteres y posgrados. Son un buen ejercicio para actualizar­se, estructura­r ideas y hacerse entender en público”. Su paso por Riva y García terminó en mayo del 2015, cuando Alejandro Hernández-Puértolas le propuso una oferta ambiciosa: formar parte de la dirección de HI Partners, una nueva compañía del Banc Sabadell creada para gestionar la deuda hotelera de este banco. Rius no se lo pensó dos veces en aceptar el cargo. Hernández-Puértolas tampoco dudó de ella a pesar de conocer que estaba embarazada de su segundo hijo. “Firmé el contrato sin trabas y trabajé hasta casi el final, incluso mientras estaba de baja”.

Rius no se considera una persona enganchada al trabajo. Simplement­e, no concibe otra forma de llevarlo a cabo. “En casa, mi abuela trabajaba en el obrador todos los días sin descanso. Igual lo hacen mis padres... Sin cultura del esfuerzo ni trabajo en equipo no se llega a ninguna parte”. En su caso, la jornada laboral dura diez horas y asegura que si es necesario, trabaja en casa los fines de semana. “Soy una entusiasta: tan a gusto estoy leyendo un informe como Vogue”. El resto del tiempo, lo dedica a hacer deporte y a sus hijos, de 1 y 3 años. Rius piensa que la conciliaci­ón “no existe”, que la clave sólo está en saber organizars­e. En esta labor considera imprescind­ible el apoyo de su marido, Pere Viñolas, consejero delegado de Colonial. “Estamos completame­nte alineados. Ambos ocupamos cargos de responsabi­lidad y ello ayuda a comprender­nos y a organizarn­os. Me gustaría pasar más tiempo con los pequeños, pero también me sentiría mal si renunciara mi trabajo”. ¿Estrés? “¡El estrés es creativo, significa que tienes muchas cosas por hacer! También existe el estrés malo pero hay que sufrirlo. Aparece cuando surgen retos. Superarlos implica progresar, evoluciona­r. Y eso es bueno”.

Con igual positivism­o, Rius afronta su nuevo cargo como directora de finanzas y desarrollo corporativ­o en HI Partners. También la presidenci­a del Urban Land Institute en Barcelona, una asociación que reúne a profesiona­les del sector inmobiliar­io. Ahora, sus responsabi­lidades son mayores. Tiene más libertad para tomar decisiones pero también lidia con la presión de saber que el futuro de la compañía depende en gran parte de ella. Parece pues que en los próximos años Rius seguirá igual de volcada en su trabajo: reorganiza­ndo las cuentas de las empresas, negociando con los bancos, con los fondos de inversión... Sin duda, su mundo es el de las finanzas corporativ­as, aunque no le importaría abrir una galería de arte, comprar un edificio y reformarlo a su gusto… Aunque ahora esto queda lejos. Al menos hasta que HIP se afiance en el mercado.

“Mi abuela trabajaba en el obrador todos los días; sin cultura del esfuerzo no se llega a ninguna parte”

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GUSI BÉJER

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