La Vanguardia (1ª edición)

Cartas para un viaje insólito

Montse Barderi y Emma Vilarasau publican la correspond­encia ficticia entre Ella Maillart y Annemarie Schwarzenb­ach

- NÚRIA ESCUR Barcelona

Ella Maillart vivió 94 años, Annemarie Schwarzenb­ach solamente 34. En Camí d’anada i tornada (Columna) la escritora Montse Barderi y la actriz Emma Vilarasau recrean la correspond­encia entre esas dos mujeres legendaria­s en un ejercicio literario inspirado en sus vidas. Resulta insólito que una actriz y una escritora hagan un libro juntas y que el intento inspire un despliegue de reflexione­s sobre el antibelici­smo, el sentido del viaje, las relaciones sentimenta­les, las segundas oportunida­des...

Situémonos en el punto de arranque: Connecticu­t, 27 de diciembre de 1940. Annemarie Schwarzenb­ach (Zurich, 1908Sils, 1942), icono de su tiempo, historiado­ra, arqueóloga, poeta y viajera empedernid­a, amiga de Erika y Klaus Mann y amor imposible de Carson McCullers, escribe a Ella Maillart (Ginebra 1903-Chandolin 1997), reportera, fotógrafa, etnógrafa, pidiéndole ayuda por la muerte de su padre. Maillart vive en India desde hace un tiempo, pero responde inmediatam­ente a la demanda de su amiga, con la que mantiene una intensa relación. Unos meses antes habían hecho juntas un viaje de medio año y miles de kilómetros, de Suiza a Kabul, con un Ford de dieciocho caballos que pertenecía a Annemarie, descendien­te de una de las familias más ricas de Suiza. Ella había intentado iniciar ese viaje sola y en autobús porque no tenía vehículo propio. Al terminar el itinerario, Ella Maillart escribe un libro, El camino cruel, donde Ella adopta el apodo de Christina.

Maillart, hija de un peletero de Ginebra y una deportista danesa, funda con apenas 16 años el primer club de hockey sobre césped de la zona francófona de Suiza. A los 20 años realiza a vela la travesía de Cannes a Córcega con Hermine y conoce a Alain Gerbault, que para entonces está preparando su barco Firecrest en la que será su famosa travesía en solitario por el Atlántico.

La obra ha sido posible gracias a la fluida colaboraci­ón entre la veterana actriz catalana Emma Vilarasau y la filósofa y escritora Montse Barderi, finalista del premio Ramon Llull y especialis­ta en estudios de género.

A menudo se ha dado más resonancia a la figura magnética de Schwarzenb­ach, su vida en una Europa en guerra, la adicción a la morfina y su perfil maldito. Pero Maillart, la otra protagonis­ta de la correspond­encia que nos ocupa, más vital y menos atormentad­a, no le va, en absoluto, a la zaga.

Ella Maillart fue la única mujer en participar, como representa­nte de Suiza, en las regatas de los Juegos Olímpicos de París del año 1924, la única entre los 17 países que competían y la más joven del conjunto. También llegó a cruzar Asia en solitario, en diversas ocasiones, en camello o caminando.

Al final de su vida escogió el pueblo de Chandolin en el Val d’Anniviers para construirs­e su refugio, el hogar que sería su anclaje en esa, su vida, voluntaria­mente nómada.

“En 1939 inician un viaje de medio año y miles de kilómetros, de Suiza a Kabul, con un Ford de dieciocho caballos”

 ?? MUSÉE DE L'ÉLYSÉE / ANNELISE HOL / GRUP 62 ?? Schwarzenb­ach, a la izquierda, y Maillart, en Ginebra en 1939
MUSÉE DE L'ÉLYSÉE / ANNELISE HOL / GRUP 62 Schwarzenb­ach, a la izquierda, y Maillart, en Ginebra en 1939

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