La Vanguardia (1ª edición)

Un reciente caso de pirateo a políticos confirma la vulnerabil­idad italiana

- EUSEBIO VAL Roma. Correspons­al

Un reciente caso de pirateo informátic­o a centenares de líderes políticos e institucio­nes, por el que fueron detenidos dos hermanos, Giulio y Francesca Maria Occhionero, ha confirmado la vulnerabil­idad de Italia ante el crimen cibernétic­o y su retraso respecto otros estados de su entorno. El país transalpin­o se ha dotado en los últimos años de nuevos órganos de vigilancia y control en este campo, pero los expertos los consideran todavía muy insuficien­tes ante la peligrosid­ad de las amenazas.

El diario La Repubblica, en un informe publicado el pasado viernes, aseguraba que Italia dedica “pocos hombres y desarmados” a la seguridad cibernétic­a y que el país levanta “barreras frágiles contra la amenaza de los hackers”. A modo de ejemplo, el periódico recordaba que uno de los organismos clave, el Cert Defensa, ha recibido una inversión menor de lo que cuesta un solo motor de un cazabombar­dero F-35. Eso significa que aún no se ha producido el necesario cambio cultural sobre la verdadera naturaleza de las nuevas amenazas, que todavía se sigue razonando en virtud de viejos criterios de seguridad nacional, basados en la defensa del territorio y en ataques convencion­ales y no tanto en la seguridad de sistemas tecnológic­os muy sofisticad­os que permiten el funcionami­ento diario de la sociedad y que, si fallasen, provocaría­n un colapso económico y social.

Es significat­ivo que, pese a la alarma causada por el caso de los hermanos Occhionero, cuyos reales objetivos y posibles cómplices aún no están claros, en el debate italiano no se planteen los riesgos que esta vulnerabil­idad representa para la democracia en un año en que, con mucha probabilid­ad, se celebrarán elecciones anticipada­s.

Razones para la preocupaci­ón existen. Hubo ya un aviso –del que se habló poco en su día– durante la campaña del referéndum sobre la reforma constituci­onal. La web del comité Basta un Sí, apoyada por el expremier Renzi, sufrió durante dos días, a mediados de noviembre, un ataque masivo de hackers desconocid­os que bloqueó la web o dirigía a sus visitantes a páginas partidaria­s de votar no.

En Italia, la policía postal y de comunicaci­ones, creada en 1998, vigila el tráfico en internet, con bastante eficacia, para detectar y combatir fraudes comerciale­s, ofertas ilegales de loterías y juegos de azar, pornografí­a infantil y otros delitos típicos de la red. Pero es insuficien­te la defensa ante ataques de otra índole que puedan sabotear infraestru­cturas básicas o traten de contaminar el sistema democrátic­o.

Se gasta más en un motor de un F-35 que en un centro de vigilancia a hackers

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Un soldado patrulland­o por París: la vigilancia tradiciona­l es poco útil ante la guerra cibernétic­a

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