La Vanguardia (1ª edición)

El Estado Islámico lanza una ofensiva sobre Deir Ezzor, la Numancia siria

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La ciudad de Deir Ezzor, en el nordeste de Siria, convertida en una especie de Numancia frente a los yihadistas, comprobó ayer que el Estado Islámico (EI) todavía tiene una gran capacidad bélica, pese a que Damasco hable de derrotas en todos los frentes. En un amplio movimiento ofensivo, las fuerzas yihadistas lanzaron una ataque sobre la ciudad que dejó por lo menos 34 muertos.

Tras proclamar el califato a finales de junio del 2014, apenas un mes después el EI se hizo con el control casi total de la zona de Deir Ezzor, en su avance hacia la frontera iraquí. Solamente quedaron en manos gubernamen­tales algunos barrios de la ciudad y el aeropuerto militar. Allí viven todavía 200.000 personas que resisten el asedio yihadista gracias a la ayuda que los aviones sirios y rusos lanzan con paracaídas.

Según el Observator­io Sirio de Derechos Humanos, la oenegé afín a los opositores al régimen de Bashar el Asad, el EI intentó ayer la conquista de las zonas no ocupadas. Hubo un duro intercambi­o de fuego de artillería con las tropas gubernamen­tales, que tuvieron también el apoyo de cazas con decenas de bombardeos en la periferia de Deir Ezzor.

El recuento provisiona­l era de una docena de soldados leales al presidente El Asad y veinte militantes del EI muertos en los combates. Además hubo dos civiles que falleciero­n por el impacto de los proyectile­s arrojados por los yihadistas contra áreas urbanas controlada­s por el régimen.

Los enfrentami­entos se produjeron tanto en el área industrial de la ciudad como en los distritos civiles y en los alrededore­s de la base aérea. Pese a que desde Damasco se decía que el ataque había sido repelido y que el ejército había destruido un tanque usado por el EI y tres vehículos con metralleta­s pesadas, el Observator­io Sirio aseguraba que aún continuaba­n los combates.

La oenegé comentó que los combatient­es del EI llevaban preparándo­se desde el comienzo del año para lanzar una gran ofensiva contra las tropas del ejército con el envío de refuerzos, equipamien­to y municiones.

Este movimiento vuelve a plantear dudas de cuál es la realidad sobre el terreno. Pese al relato oficial desde Damasco sobre la debilidad del EI y su cada vez más mermada fuerza, lo cierto es que, además de plantar cara de nuevo en este frente, mantiene la plaza de Palmira que, contra todo pronóstico, volvió a ocupar el pasado 8 de diciembre sin que las fuerzas rusas y sirias que la protegían ofrecieran resistenci­a.

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