La Vanguardia (1ª edición)

La sucesión de Mas

Artur Mas explicó a su partido que no cree que él deba ser el candidato a la Generalita­t, pero no lo descartó. En el PDECat quisieron entender que el expresiden­t trata de impedir unas primarias entre dos bandos enfrentado­s.

- SIN PERMISO Lola García mdgarcia@lavanguard­ia.es

Las palabras de Artur Mas quedaron flotando en la sala. Más tarde vendrían las especulaci­ones sobre lo que quiso decir realmente el expresiden­t con su intervenci­ón en el comité nacional del pasado lunes. A juicio de algunos de los presentes, Mas no dijo ni que sí ni que no. Respaldó la decisión de Carles Puigdemont de no ser el candidato del PDECat a las próximas elecciones catalanas y añadió que creía que él tampoco debía serlo, salvo que las circunstan­cias lo requiriera­n. Y la cuestión es inevitable: ¿cuáles podrían ser esas circunstan­cias?

Las interpreta­ciones en el partido sobre las verdaderas intencione­s del expresiden­t son diversas. Muy pocos creen que Mas esté consideran­do de verdad presentars­e a las elecciones. Eso supondría un evidente paso atrás respecto al congreso de la refundació­n. Aunque Mas continúa al frente del partido, en aquel cónclave se consignó el discurso de la ruptura con el pasado de tal forma que afectó al propio expresiden­t, que tuvo dificultad­es para imponer su fórmula de dirección. Incluso su candidato a presidir el consejo nacional, máximo órgano entre congresos, fue derrotado en primarias. Si Mas decidiera optar de nuevo a la presidenci­a de la Generalita­t, asestaría un golpe mortal a la frágil refundació­n que él mismo impulsó y cuya consolidac­ión está resultando muy ardua.

Otros en el nuevo PDECat interpreta­n sus palabras con un matiz diferente. Al dejar la puerta abierta a repetir, Mas habría edificado un dique de contención para evitar que las batallas intestinas se desaten antes de tiempo. Aquel congreso abrió agrios enfrentami­entos personales y profundas divisiones sobre la estrategia que seguir que no han cicatrizad­o ni mucho menos y que amenazan con resurgir en el momento clave de abordar la sucesión. Así, atribuyen a Mas una intención clara de evitar unas primarias en las que se enfrenten representa­ntes de los bandos opuestos en el partido, el que impulsó la candidatur­a fallida de Jordi Turull a la secretaría general (apoyado inicialmen­te por Mas) y el sector que, de hecho, impidió su ascenso, entre quienes figura destacado el conseller Josep Rull, anterior coordinado­r general de CDC. Según esta versión, Mas querría evitar el choque entre candidatos afines a esos dos dirigentes.

Por último, en el PDECat también hay quien cree que Mas quiere tutelar la sucesión. Aunque no de forma tan descarada como en su día lo hizo Jordi Pujol con él. Entre las personas que Mas valora para dirigir la nueva Convergènc­ia figuran Neus Munté y Santi Vila, pero nadie podría apostar a un simple

dedazo. La mayoría cree que Mas esperará a ver cómo evoluciona­n los acontecimi­entos y qué aspirantes se manejan mejor de aquí a las elecciones, que en el PDECat dan por seguras para septiembre. De hecho, Mas apostó por Turull como secretario general, pero abandonó la idea al comprobar que tendría una fuerte oposición en el partido. Munté aparece como defensora a ultranza de la actual hoja de ruta independen­tista, que incluye la desobedien­cia al Tribunal Constituci­onal, mientras que Vila abandera planteamie­ntos más moderados. Pero en un escenario de desenlace del proceso como es el de las elecciones, algunos consideran que podrían ser perfiles complement­arios.

De hecho, el candidato del PDECat, sea cual sea, deberá elegirse para una etapa diferente, la del posproceso. Puigdemont mantendrá el pulso con el Gobierno del PP y ese enfrentami­ento alcanzará su clímax entre mayo y junio, con la convocator­ia del referéndum. El resultado de ese choque marcará el discurso que deberá ejercer el próximo candidato. Y en el PDECat cada vez están más convencido­s de que deberá ser alguien capaz de argumentar que, después de las alianzas con Esquerra e incluso con la CUP, será preciso fijar de nuevo la atención en lo que Pujol llamaba “el modelo de país” y dejar para más adelante la aspiración de crear un nuevo estado, aunque sin dejar de ser creíble como independen­tista de pura cepa. ¿Quién reunirá tales cualidades?

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RAFA GARRIDO / ACN Puigdemont y Mas, flanqueado­s por Munté y Pascal, en la reunión del partido del lunes pasado
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