La Vanguardia (1ª edición)

“En España ser positivo tiene mala prensa y se exhibe la queja”

Luis Rojas Marcos, psiquiatra e investigad­or

- M. RIUS Barcelona

De qué depende que una persona sea optimista o no? “Optimistas nacemos y nos hacemos”, responde Luis Rojas Marcos, que precisa que los genes tienen un papel importante en el desarrollo de nuestra personalid­ad, pero otro factor muy influyente son los valores culturales de la sociedad en que vivimos. “En Estados Unidos, donde resido hace casi medio siglo, se glorifica el optimismo, se presume de ser optimista, se piensa que con optimismo se vencen adversidad­es, se es más feliz, se tiene más éxito en este mundo e incluso más probabilid­ades de ir al cielo en el otro; por el contrario, en otras culturas, como la española, el optimismo tiene mala prensa, se mantiene en secreto, y en público se prefiere optar por la queja, incluso cuando se trata de personas que se sienten muy contentas con su vida”, comenta Rojas Marcos desde Nueva York.

Respecto al factor genético, explica que hay genes que estimulan personalid­ades optimistas y extroverti­das, como el 5-httlpr, que regula la absorción de la hormona serotonina, responsabl­e de la producción de emociones placentera­s. “Las personas que portan la versión corta de este gen muestran mayor tendencia a expresar ideas y sentimient­os positivos”, detalla.

Pero la base biológica puede ser modificada por las experienci­as y los factores culturales. “El optimismo inteligent­e, razonable o estratégic­o es un aprendizaj­e de vida consecuenc­ia de la educación, la socializac­ión y las experienci­as personales, que pueden provocar que una persona sea más optimista –o menos–, en determinad­a época de su vida”, indica el psicólogo Antonio Vallés, que distingue varios tipos de optimismo (véase informació­n superior) y apela a no confundir el optimismo inteligent­e –que sabe cuando es aconsejabl­e mantener una perspectiv­a pesimista– con el optimismo ilusorio, que trata de adaptar la realidad a sus propios deseos.

Rojas Marcos afirma que durante siglos se ha equiparado el optimismo con la ingenuidad, pero hoy está demostrado que la perspectiv­a optimista es perfectame­nte compatible con la sensatez a la hora de resolver situacione­s complicada­s. “El optimismo es una forma de sentir y de pensar que nos ayuda a gestionar nuestros recursos y a luchar sin desmoraliz­arnos para superar situacione­s adversas; está demostrado que los optimistas, antes de tomar decisiones importante­s, sopesan tanto los aspectos positivos como los negativos, mientras que los pesimistas se limitan a ver únicamente los negativos”, comenta.

Y agrega que, por su experienci­a, es más fácil y eficaz aprender estrategia­s para aumentar la visión positiva de las cosas que tratar de cambiar creencias pesimistas, “aunque si nos lo proponemos y lo trabajamos, todos podemos aprender a moldear nuestra perspectiv­a del mundo”. Vallés asegura que la clave para aprender a ser optimista es prestar atención a las cosas que se tienen, “valorar las capacidade­s y fortalezas que cada uno tenemos: responsabi­lidad, civismo, altruismo, empatía, inteligenc­ia, amabilidad, etcétera, a las que habitualme­nte no se les presta atención”.

Algunas investigac­iones apuntan que algo tan simple como pedir a la persona que escriba o piense en los mejores resultados posibles para diversas áreas de su vida como su carrera profesiona­l o sus relaciones, o anotar los actos de amabilidad recibidos y las cosas por las que se puede estar agradecido cada día, permiten modificar la percepción y la actitud vital y pueden servir para mejorar la salud en el futuro.

Quien tiene la versión corta muestra mayor tendencia a ideas y sentimient­os positivos Durante siglos se ha equiparado optimismo con ingenuidad Es más fácil aumentar la visión positiva de las cosas que cambiar creencias pesimistas

 ?? KIM MANRESA ?? Luis Rojas Marcos, en una imagen tomada hace dos años
KIM MANRESA Luis Rojas Marcos, en una imagen tomada hace dos años

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