Su mejor producción artística de los últimos años
Para no pocos, es compositor justito, cantante mediocre y batería que conoce el oficio, y aun así Phil Collins está considerado casi un icono de la música pop, porque tuvo la fortuna de tocar a las órdenes de Peter Gabriel y por un par o tres de álbumes en solitario que gustaron a millones. Pero hace tiempo que está en la trastienda, con un par de retiros anunciados, y es en esta coyuntura cuando Collins ha decidido escribir una gruesa autobiografía de lectura aconsejable y de título claro y magnífico: Aún no estoy muerto (Aguilar).
Una obra que podría caer en la autoindulgencia, en el ejemplo del esfuerzo de la superación y, al final, de la resignación ante las adversidades. Pero el músico muestra cabeza amueblada, claridad e indiscutible habilidad narrativa. “Este libro es mi verdad acerca de las cosas. Lo que sucedió, lo que no sucedió. No saldo cuentas pendientes, pero reparo ciertas injusticias (...) Me llamo Phil Collins y soy batería, y sé que no soy indestructible”.
La destrucción marcó, sin embargo, gran parte de su vida privada en los años de frenético esplendor y actividad musicales: tres matrimonios al traste y cinco hijos desatendidos. “Me siento culpable por cada uno de mis hijos. Me siento culpable por todo, sinceramente”. Cuando finalmente pretende normalizar algo la situación, en el 2010 decide dejar de girar, pero ello le precipita al alcoholismo, que coincide con un progresivo deterioro físico –óseo, principalmente– que él explica con sencillez no exenta de cierto candor que resulta airosa y plausible. Y con ingeniosas y desarmantes dosis de ironía, como cuando narra sus encuentros con Adele, Tony Bennett o Noel Gallagher.
Hijo de familia trabajadora de los suburbios londinenses, la poca habilidad que el autor ha tenido usualmente para escribir letras de canciones en estas memorias se ha transformado en una ágil prosa poco dada a la autocompasión y al pestañeo e, indudablemente, en su mejor producción de los últimos años. Evidentemente, aún está bien vivo.