Aún están vivos
Los veteranos del rock inundan las librerías de obras autobiográficas
Antaño, eran contadas las figuras del rock, del pop y también del jazz que, llegado un momento de sus intensas vidas, decidían ponerse manos a la obra y sacar a la luz sus memorias, sus recuerdos o sus reflexiones autografiadas. Con el paso de los años, y también coincidiendo con la crisis de la industria musical o con la desaparición del pudor, son cada vez más numerosas las personalidades de la escena musical que se deciden a dar ese paso.
Algunos puntos de referencia cogidos al azar son aquellas piezas firmadas por Miles Davis, Bob Dylan, Keith Richards o Patti Smith, que el año pasado sacó otro volumen autobiográfico M Train, de excelente costura. Esta tendencia editorial se generalizó en el 2016 con obras de refulgente brillantez por diversas razones, como, entre otras, la recomenda- ble Música infiel y tinta invisible, de Elvis Costello o, claro está, el Born to run de Bruce Springsteen, en la que no descubría grandes novedades más allá de sus relaciones con su padre o su propensión a la depresión.
Visto que es un segmento que económicamente tiene su público y su demanda, en los últimos meses se ha asistido en el mercado español a un sintomático número de lanzamientos editoriales, algunos de ellos obras nuevas y otros traducciones de originales aparecidos hace ya años. Algunas características comunes de estas obras de la última hornada es que suelen tener un más que aceptable listón de escritura, que es una forma nueva para ellos como fuente de ingresos y, finalmente, que están protagonizados en bastantes casos por lo que se podría denominar supervivientes del rock. Nombres conocidos y admirados entonces y ahora que en algún momento de sus carreras decidieron o se dejaron llevar por la tan tópica como real combina- ción de música, fama, sexo y drogas... y que han tenido la fortuna de poder contar.
Es el caso de Chrissie Hynde, que lo reconoce en sus memorias, o el de Anthony Kiedis, el desaforado cantante de Red Hot Chili Peppers, que decidió parar su consumo de todo tipo de sustancias al fallecer su compañero de grupo Hillel Slovak de sobredosis. También el de Phil Collins o el de Brian Wilson, como relata en su autobiografía aún inédita en España.