El acierto de Luis Enrique
Las rotaciones.
Ese es seguramente el tema más controvertido del fútbol moderno. Un fútbol donde la intensidad que requiere la disputa de los encuentros sumada a la cantidad de partidos, ya sean de sus equipo o de las selecciones, obliga a que en el transcurso de la temporada sean necesarios los cambios para preservar la salud de los jugadores y para que a final de temporada, cuando se deciden los títulos, lleguen en la mejor capacidad física. Ayer Luis Enrique aplicó con personalidad las rotaciones. Las ausencias de Iniesta, Piqué o Neymar no es que pudieran debilitar al Barcelona, es que lo harían de manera ostensible a cualquier equipo del mundo. Puede ser que a algunos se les helara la sangre dando esa posible ventaja al Madrid cuando la distancia en puntos es importante. Seguramente fue una decisión que alguien temeroso de las consecuencias a corto plazo no se hubiera atrevido a realizar. Pero afortunadamente la valentía y el sentido común de Luis Enrique le permiten actuar con la máxima profesionalidad.
André Gomes.
Estuvo muy activo tratando de participar en la jugada y sin sentirse un estorbo en la transición de la pelota. Todo lo contrario, fue muy valiente en la toma de decisiones, asistencia meritoria ganando la banda y gol. Aunque participa más en el repliegue, todavía está muy lejos de la intensidad con la que debe actuar. Cuando se requiere que un equipo realice un repliegue, existen ocasiones en que el esfuerzo puede llegar a ser máximo. El jugador debe apretar los dientes como si en juego estuviera la final de Champions. Y para ello hay que forzar el cuerpo y participar de la acción. Seguramente la mayoría de las veces ese esfuerzo no ha sido necesario, pero como esto nunca se sabe, hay que realizarlo. Porque sólo será efectivo si antes se ha hecho.
Aleix Vidal.
Una lástima lo de este jugador, y estoy seguro que aunque Luis Enrique a veces es excesivamente terco en sus actitudes, debe de tener más razón que un santo. Ayer tuvo una buena oportunidad para reivindicar su plaza no sólo en las convocatorias sino incluso en la titularidad. Estuvo muy dinámico, asumió riesgos en acciones ofensivas e incluso fue imaginativo en la transición de la pelota. Lo sucedido hasta ahora ha sido extraño porque ha ido de más a menos. Demostró cosas en sus primeros partidos como azulgrana y luego dejó de demostrar, cuando normalmente los jugadores que fracasan en el Barcelona su problema es que no consiguen lo primero.
Arda y Rafinha.
Reconozco que padezco cierta debilidad por el primero. Quizás esta temporada el turco ha entendido que puede triunfar sin ser titular y por eso su juego fluye. Rafinha ayer estuvo inmejorable. Y sobre todo, supremo en los aspectos que el equipo más lo requería, el repliegue, y esa lectura no la sabe hacer todo el mundo.
Las Palmas.
El Barcelona saltó al terreno de juego con gran intensidad y ganas de plantarse en el campo del visitante. Se apreciaron cosas muy positivas de jugadores que pueden tener el interrogante encima de la cabeza y eso siempre es terriblemente positivo porque te hacen ganar un partido y proyectan un posible futuro satisfactorio. Quique Setién creo que hizo una buena lectura táctica del encuentro, pero no así sus jugadores y su intensidad. Existe un dato revelador y es que hay un momento del partido, ya con muchos minutos de recorrido, en que el Barcelona casi dobla a los canarios en el número de faltas. El número de conceptos que deben solaparse para obtener algo positivo en el Camp Nou con un Barcelona enchufado es amplio, pero el que no debe faltar nunca es el de las faltas tácticas. El Las Palmas suspendió ayer claramente esa asignatura hasta el punto que creo que Rafinha, en una gran interpretación de este aspecto decisivo, hizo más que todo el equipo visitante.
El técnico asturiano hizo muchos cambios, imprescindibles en una temporada tan larga