De Samoa al infierno
El Espanyol visita Mestalla con seis bajas y un solo ariete
Del exilio interior a la crisis ajena. El Espanyol transita por la cornisa desde mucho antes que Miguel Ángel Brindisi acuñase la frase para la historia y, tras responder con ironía a la enésima polémica por la identificación institucional del Barça con Catalunya, este mediodía le toca bregar en una guerra que no es la suya. Y además hacerlo a pelo. Quique Sánchez Flores vuelve hoy a Mestalla, donde se forjó como jugador y como técnico, con seis bajas –si a ellas no se suma finalmente la de un Diego López que ayer viajó entre algodones– y la aparente intención de volver a jugar con un solo hombre en punta. Enfrente tendrá a un Valencia al borde del descenso y una afición encendida.
“Nos preparamos para un partido complicado con una atmósfera que debemos tratar convenientemente, sabiendo que esta vez no sólo debemos tener en cuenta lo que pase en el terreno de juego –consideró ayer Quique Sánchez Flores–. Ya hemos pasado por otro tipo de exámenes similares. Debemos ser ese mismo equipo si queremos pasar con nota por Valencia”.
El problema para el técnico blanquiazul es que ayer tuvo que dejar en casa a piezas fundamentales como Piatti, que no puede jugar por la cláusula del miedo que impuso el Valencia en su contrato; Víctor Sánchez y Baptistão, no recuperados de sus lesiones; Javi López, que afectado también por una lesión deja el equipo sin laterales diestros; Diop, que se encuentra disputando la Copa de África con Senegal, o Caicedo, aquejado de un inoportuno brote febril que ayer le impidió hasta saltar al campo, aunque sí estuvo en el gimnasio. Quien sí entró en la lista de Quique fue Diego López, aunque su participación es más que dudosa, de ahí que Andrés, el portero del filial, también viajase ayer con el primer equipo.
“Cuando uno sabe que no puede contar con jugadores importantes debe imaginar, y yo imagino una alineación buena que si tiene el rendimiento que esperamos será competitiva –reflexionó el técnico sobre las bajas destilando más inseguridad que certeza–. No hay preocupación, porque vamos moldeando nuestros pensamientos a los jugadores que ya prevemos que estarán en el campo”.
Sánchez Flores reconoció no saber la tecla adecuada para jugar al Valencia, por más que es posiblemente el técnico que más conoce a Voro, con quien compartió vestuario y mantiene una estrecha amistad. “Voro es mi colega, mi compañero y mi amigo por encima de todo, es un tipo maravilloso y le deseo lo mejor –señaló–. No ha sido fácil analizar al Valencia porque ha habido muchos cambios. Estratégicamente no sabemos cómo actuarán, así que tendremos que fijarnos más que nunca en nosotros”.
Y en ese nosotros, Quique ha llevado a cabo los ajustes a que le obligan las bajas. Si Roberto se presume de nuevo como titular, es más que probable que Diego Reyes vuelva a ocupar el lateral derecho, como ya lo hizo en la vuelta de la Copa; que Salva Sevilla vuelva a ubicarse en el doble pivote, como la jornada pasada ante el Deportivo, y que Gerard Moreno vuelva a ser el único referente en punta con Jurado como guardaespaldas, también como hace una semana en Cornellà. La gran novedad sería la reaparición de Álvaro Vázquez, ya indultado, que ocuparía la banda izquierda haciendo las veces de Piatti. Eso, al menos, es lo que ha probado el técnico estos días.
Unos ajustes a los que Quique ha pedido sumar la actitud. “No tenemos otro camino que ser intensos, no podemos ir por atajos. Ellos tienen una gran plantilla y mañana (por hoy) se podrían reencontrar, es cosa nuestra que no lo hagan”. Porque es bien sabido que el Espanyol tiene un completo historial de buen samaritano.
“Sabemos que esta vez no debemos tener sólo en cuenta lo que pasa en el terreno de juego”