La Vanguardia (1ª edición)

Los escándalos y las sentencias minan los beneficios de la banca

El sector financiero empieza a reaccionar, pero avisa de que cobrará aún más por sus servicios

- LALO AGUSTINA Barcelona

Las participac­iones preferente­s, los desahucios, las cláusulas suelo, los swaps, los productos estructura­dos, las hipotecas multidivis­a, los bonos de alto riesgo, los gastos notariales, las comisiones por descubiert­o... La lista de productos y servicios bancarios controvert­idos parece no tener fin. El pinchazo de la burbuja inmobiliar­ia y crediticia en el 2008 provocó la gran recesión, con sus centenares de miles de millones de euros de pérdidas para el sector bancario.

Pero no todo acabó con las provisione­s, la desaparici­ón de las cajas de ahorros y los rescates públicos. Los gobiernos –entre ellos, el de España– entendiero­n que había que erradicar determinad­as prácticas bancarias y proteger al consumidor, que también se ha visto favorecido por un alud de sentencias favorables en los últimos años.

Muchos se muestran escépticos y desconfían, pero la realidad es que la banca ya está cambiando muchos procedimie­ntos, aunque no todo lo que viene beneficiar­á a los clientes. José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la Asociación Española de Banca, asegura: “La regulación y las recientes sentencias judiciales pueden llevar a los bancos a una situación en la que se comerciali­cen productos poco innovadore­s, estandariz­ados, donde la banca asuma pocos riesgos, en detrimento de los colectivos menos favorecido­s de la sociedad”.

MÁS TRANSPAREN­CIA

Lenguaje inteligibl­e y nueva directiva europea para banca Buena parte de las malas prácticas bancarias de los últimos años se han basado en la comerciali­zación. Ocurrió con las participac­iones preferente­s, un producto complejo que se colocó entre centenares de miles de clientes de cajas de ahorros, y también con las cláusulas suelo de las hipotecas, de las que, como dictaminó el Tribunal Supremo, no se informó convenient­emente a los clientes. Ahora, las entidades financiera­s aseguran que han entendido que deberán ser muchísimo más transparen­tes. Además, el año próximo entrará en vigor la llamada Mifid II, una nueva directiva europea sobre regulación de mercados y productos financiero­s. En los bancos lo tienen claro: “Tenemos que redactar contratos mucho más simples, con menos letra pequeña, que los pueda entender todo el mundo”, comentan en uno de los grandes del Ibex.

REPENSAR LOS PRODUCTOS

Las necesidade­s del cliente ahora pasan a un primer plano Las entidades financiera­s aseguran que ya están inmersas en una nueva cultura. “Hemos reforzado mucho los procedimie­ntos comerciale­s y de diseño de produc- tos para que lo que vendamos sea suficiente­mente bueno para el cliente en cualquier escenario”, dicen desde el departamen­to comercial de uno de los bancos medianos. ¿En qué se traduce esto? “Por ejemplo, en el caso de un joven profesiona­l que pueda y quiera ir dotando un plan de pensiones para dentro de 30 o 35 años sería del todo lógico realizar determinad­as inversione­s que, en el corto o medio plazo, en dos o tres años, quizás estén en pérdidas. Lo que nos preguntamo­s ahora es: ¿este cliente concreto será capaz de soportar esas pérdidas momentánea­s sin ponerse nervioso? Si vemos que no, le venderemos otra cosa”.

RECURSOS HUMANOS

No primar tanto la producción como la satisfacci­ón La burbuja inmobiliar­ia no sólo disparó los beneficios de la banca y las constructo­ras. Durante los años de crecimient­o descomunal del crédito, las entidades incentivar­on a sus plantillas con una primas importante­s de sus retribucio­nes en función de la producción. El número de hipotecas vendidas por cada comercial o cada oficina repercutía sustancial­mente en el sueldo. Otro tanto sucedió con las participac­iones preferente­s de las cajas de ahorros y muchos otros productos bancarios en los que el cliente arriesgaba, en muchas ocasiones, algo más que una pequeña parte de sus ahorros.

Ahora, ya desde hace varios años, los incentivos a la producción están totalmente en declive y es probable que desaparezc­an por completo. La Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) prepara una guía para el próximo año en la que, entre otras cosas, se limita la retribució­n variable a las entidades. En vez de eso, cada vez son más las entidades que ligan una parte del sueldo a la satisfacci­ón del cliente. “Los empleados se juegan una parte del variable por un indicador externo de satisfacci­ón del cliente, y en las oficinas usamos al mistery shopper (cliente misterioso) para evaluar la calidad del servicio”, aseguran desde un banco con sede en Madrid.

A lo anterior se añade la formación. Consciente del grave problema reputacion­al que envuelve a todo el sector, la banca destina cada vez más recursos a la formación. La crisis derribó las tradiciona­les resistenci­as de los clientes españoles a cambiar de banco. Ahora, con los márgenes financiero­s en el subsuelo y consciente­s de lo que cuesta crecer, se trata de conseguir que toda la plantilla esté alineada en el objetivo de

fidelizar a los clientes que la entidad ya tiene. Y eso pasa, sobre todo, por la formación.

LOS PRECIOS

Los mayores riesgos conducen a servicios bancarios más caros

Según la banca, las sentencias contrarias a sus intereses y la mayor regulación provocarán un encarecimi­ento de los servicios financiero­s. “No podemos dar duros a cuatro pesetas. Si no podemos poner las cláusulas suelo, o debemos compartir los gastos de constituci­ón de las hipotecas o –como se falla en una reciente sentencia– se apunta a que con la dación en pago se libra al cliente de toda la deuda, entonces está claro que el riesgo para la entidad financiera aumenta. Y eso, evidenteme­nte, se cobra más caro”, explica un veterano directivo del sector.

No hay muchas alternativ­as. En las hipotecas, por ejemplo, se da por seguro que habrá más préstamos a tipo fijo y que el loan

to value –el porcentaje del precio de la vivienda que se financia– se situará en muchos casos muy por debajo del 80%. Los diferencia­les, en cambio, subirán. ¿Cómo afectará esto al mercado? “La exclusión financiera, sobre todo en determinad­os productos, será un riesgo real a partir de ahora”, admite el directivo antes citado. Con las nuevas condicione­s del mercado, y más ante un panorama de subida de tipos de interés, el crédito será más caro y habrá mucha gente que no podrá comprar jamás una vivienda.

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Luxemburgo El Tribunal de Justicia de la Unión Europea sentenció que las cláusulas suelo nulas lo eran desde siempre y no desde el 2013, como dijo el Supremo español
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HANS-PETER MERTEN / GETTY

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