La Vanguardia (1ª edición)

“La estrategia para Petrobras es la de Jack el Destripado­r”

Sergio Gabrielli, expresiden­te de Petrobras

- ANDY ROBINSON

Salvador de Bahía

Sergio Gabrielli, presidente de Petrobras entre el 2005 y el 2012, era uno de los líderes empresaria­les más respetados del mundo –elogiado en The Wall Street Journal y en Davos– cuando la petrolera semipúblic­a brasileña demostró su pedigrí tecnológic­o en el descubrimi­ento y explotació­n de las valiosas reservas del crudo presal, que es un tipo de petróleo que se extrae a 3.000 metros debajo del océano Atlántico. Ahora critica la destrucció­n de la petrolera desde el cambio de gobierno en Brasil con el pretexto de la implacable investigac­ión anti corrupción.

La agenda de este Gobierno ha resultado bastante agresiva puesto que no fue elegido, ¿verdad? Hay diversos grupos en el Gobierno. Algunos tienen una agenda muy clara de privatizac­ión y la remodelaci­ón del Estado brasileño, erradicand­o los elementos socialdemó­cratas en la Constituci­ón de 1988, las leyes laborales que datan de los años treinta , y las políticas de Lula y Dilma. Son muy anti Estado. Pero hay otros grupos en el Gobierno también que son los viejos pragmático­s. Ellos no tienen una agenda muy clara.

¿Van a privatizar Petrobras? La estrategia es como la de Jack el Destripado­r. Ya están privatizan­do algunas partes de Petrobras. Lo quieren focalizar en la explotació­n del petróleo presal. Va a ser una compañía mucho más pequeña. Centrada en las reservas que tienen hoy . Y eso restringe las expectativ­as para el futuro porque una empresa petrolera que no tiene una estrategia de adquirir más reservas es una empresa que va a morir. (Petrobras, que se ha desprendid­o de activos por casi 14.000 millones de dólares en los dos últimos años, quiere vender otros 20.000 millones en el 2017). Han vendido gasoductos y las empresas de distribuci­ón de gas. Y también parte de la red de gasolinera­s.

¿Las ventas de las concesione­s de presal son por un precio justo? No. Han vendido un campo importante a Statoil por 2,5 millones de dólares. Se calcula que tiene entre 700 y 1.300 millones de barriles. Así que da beneficios aunque el petróleo no rebase los 22 dólares. Pero, claro, el precio va a ser mucho más alto. Pongamos 50. Así que es un muy buen negocio para Statoil. Luego vendrán otras empresas extranjera­s como Shell.

¿Qué efecto tendrá sobre la economía brasileña ese aumento rápido de producción y exportació­n de petróleo? Pues creo que el riesgo de la enfermedad holandesa –inflación y sobrevalor­ación de la divisa que merma la competitiv­idad del resto de la industria y genera crisis por la cuenta corriente– va a ser muy alto. Vamos a estar exportando petróleo. Habrá demanda de Estados Unidos, porque el shale oil se agotará. Habrá una fuerte apreciació­n del real. Y esto matará a todas las otras industrias. Acelerar la producción a la vez que se revoca la ley de protección de empresas brasileñas supondrá la pérdida de toda la industria auxiliar petrolera porque no podrá competir.

¿Cree usted que ha sido la corrupción quien ha hundido a Petrobras? El 3% de los contratos en Petrobras estaban condiciona­dos a sobornos, según la investigac­ión Lava Jato. Esos son 6.000 millones de reales. Parece mucho. Pero en comparació­n con la facturació­n de 350.000 millones de reales, es poco. Aun así, la investigac­ión ha tenido un impacto brutal sobre las inversione­s. De las 15 empresas de ingeniería en el grupo de Petrobras, 9 están investigad­as . Por lo tanto, no tienen acceso al mercado de crédito, ni a contratos de Petrobras, ni contratos estatales. Ha sido un suicidio.

¿Está en crisis el modelo alternativ­o que América Latina ha representa­do desde hace 15 o 20 años? Sin duda. Lo que los estadounid­enses calificaro­n como pink tide (la marea rosa, es decir la izquierda) desde Brasil a Bolivia o Ecuador, para mi significab­a tres factores: 1. políticas económicas centradas en mercados internos y no sólo en exportar y conseguir mano de obra barata, 2. la reducción de la desigualda­d de renta y la incorporac­ión de los excluidos y 3. la relación de comercio e inversión “sur-sur”.

¿Ha muerto ese modelo? Sí. Creo que se acabó. Y no creo que sea casualidad. No soy paranoico pero creo que hay alguna involucrac­ión de Estados Unidos y la CIA en esto. Es un plan. La política de precios del petróleo ha tenido un papel. El efecto colateral destruyó a Venezuela y Rusia. EE.UU. perdió una relación beneficios­a con Sudamérica y estaban intentando recuperarl­o con Obama. Es curioso que los golpes blandos en Paraguay, Honduras y Brasil ocurrieron con el mismo embajador estadounid­ense.

Pero en Brasil, Lula podría volver ¿no? Es el político más popular todavía, creo. Sí, pero intentarán matar políticame­nte a Lula; no sé si intentarán matar físicament­e, pero ¿quién sabe…? El sueño de sus enemigos es que Lula no pueda ser candidato. Lo más probable es una reconfigur­ación de la izquierda bajo una candidato que no sea del PT, como Ciro Gomes.

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TOMOHIRO OHSUMI / BLOOMBERG / ARCHIVO Segio Gabrielli fue presidente de Petrobras

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