La Vanguardia (1ª edición)

Alquileres de pisos

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Parece que las presiones del Ayuntamien­to de Barcelona y la demagogia de varios partidos políticos han decidido a la Generalita­t a legislar de alguna manera sobre el precio de los alquileres de vivienda en Barcelona. Según dicen, el precio es caro. Basta con ver el precio de venta de cualquier vivienda para darse cuenta de que el precio del alquiler está entre el 3,5% y el 4% del precio de coste de la vivienda. Como todo bien de inversión, sufre un desgaste que hay que amortizar. Una vez deducidos gastos de mantenimie­nto, seguros, IBI, reparacion­es, amortizaci­ones e imprevisto­s, el rendimient­o neto de la inversión en vivienda queda entre el 1% y el 1,5%. Es evidente que el precio no es caro, sino todo lo contrario.

Resulta además paradójico que apoyen la idea de que la vivienda de alquiler es cara las mismas institucio­nes (Ayuntamien­to y Generalita­t) que con sus tasaciones altas de los valores propician el encarecimi­ento de la vivienda, para así cobrar más impuestos.

Estamos en manos de unos dirigentes sin criterio. Un ejemplo de ello son las últimas declaracio­nes del concejal Alfred Bosch en que comentaba que la Guardia Urbana le había informado del aumento de okupacione­s de viviendas tras el intento que vivió él mismo. ¿No lo sabía? Si este es el nivel de conocimien­to de la realidad de nuestros concejales, mal vamos.

ANTONIO BARTOLÍ HERRÁN

Barcelona

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