La firma del cocodrilo da un giro cósmico
Lacoste presenta en Nueva York su propuesta más futurista
Jeremy Scott ha sido el primero en atreverse de forma explícita. El diseñador nacido en un estado republicano como Misuri no ha querido callarse y en su desfile de última hora del viernes lanzó su preocupación por las razones que han llevado a Trump a la Casa Blanca. Scott cree que se debe a la fe que procesamos a los famosos. Excesiva. Inadmisible. Vistió esta idea en plataformas, brillos y una estética kitch e imágenes y referencias a Cristo y a Elvis, otras figuras igualmente idolatradas.
Digiriendo aún su queja y todavía bajo los efectos de la resaca del esperado debut de Raf Simons (y de la fiesta rave capitaneada por Hot Charlie que ofreció por la noche Calvin Klein), en la mañana del sábado llegó el ritmo futurista de otro de los diseñadores especialistas en rejuvenecer radicalmente una firma partiendo del respeto al pasado. El portugués Felipe Oliveira Baptista tiene la virtud de hacer siempre lo que toca pero con ese aire inesperado, sorprendente, que ha convertido a Lacoste en una firma de deseo.
Lo confirma la expectación que despiertan siempre sus desfiles, en el Spring Studio. El diseñador se ha empapado de la historia de la firma del cocodrilo para hacer un divertido cóctel con su gusto por el arte contemporáneo y adaptar las entrañas del gran conglomerado gris de Tribeca a las exigencias de su moda diferente. Y si en septiembre era un paraíso tropical, ayer proponía una puesta en escena marciana, ideal
para la firma que es probablemente la reina de la elegancia austera.
Un grito al futuro iluminado de estampados iridiscentes, en las que los destellos de la luna llena, Saturno y las puestas de sol chocaban con tonos sobrios como el marrón o el gris pizarra. Chispazos cósmicos en colores, materiales e ideas yuxtapuestas. Pero todo muy Lacoste. Nada fuera de lugar.
Esta invitación a la carrera espacial que propone Felipe Oliveira no es gratuita. El creador ha revisado los archivos y se fijó en que, a medida que su carrera deportiva llegaba a su fin, René Lacoste se unió a la industria aeronáutica. Testigo de los primeros cruces transatlánticos, creó Air Equipment, una empresa que contribuyó al desarrollo de los programas Concorde y Airbus. Y el director creativo de Lacoste sumó esos dos mundos diversos pero conectados para formalizar su apuesta más futurista. La materializa en una colección plagada de detalles (y de bolsillos), visibles o no. De protecciones en hombros y rodillas. Acabados sellados y la insistencia en las prendas reversibles, que es marca de la casa.
Todo esto llega ahora en nylon por un lado y lana y lino en su reverso; en profundos contrastes en tonos (mates y brillos) y materiales que, de tan antagónicos, acaban resultando la combinación perfecta. Cuero, gabardina, lana polar, piel sintética, algodón y nylon, todos tienen su lugar en la respuesta tecnológica que Oliveira le da al futuro y a la que le suma una nueva sorpresa: la de ofrecerle una oportunidad al grunge, porque también los noventa y Kurt Kobain le inspiran. Así que en el próximo invierno idéntica cabida tienen las camisas de leñador y los pantalones de chándal, que los baggy o los militares. Es la nueva revisión de la elegancia que permite desde una sudadera de angora lila sobre una falda de piel grabada a una gabardina combinada con zapatillas muy técnicas.
La nueva colección que firma Oliveira insiste en las prendas reversibles, marca de la casa, pero en tejidos de contraste