Erdogan persigue a los turcos que no quieren darle más poderes
Dura campaña de acoso en Turquía a los partidarios del no en el referéndum
El Gobierno equipara a la oposición con el terrorismo y detiene a los que se manifiestan contra el presidente
“Una persona puede vivir con honor también vendiendo simits (rosquillas de sésamo) o limones. No somos ni héroes ni traidores. Solo estamos tratando de vivir con dignidad.”
Estas son las sentidas palabras de Irfan Degirmenci, una de las últimas víctimas en Turquía por decir no al sistema presidencialista que desea imponer el político más poderoso del país euroasiático, el presidente Recep Tayyip Erdogan.
Las dos frases están recogidas en una entrevista que publicó este domingo el diario socialista Bir
Gün –uno de los más críticos con el Gobierno en Ankara– y resumen bien cómo Degirmenci, expresentador del canal de televisión Kanal D, sabía a conciencia que se jugaba su puesto cuando hizo público su rechazo a la reforma constitucional que será sometida a referéndum el próximo 16 de abril.
Y así fue: después de diez años trabajando para varios canales ha tenido que dejar la televisión. Le ha acompañado, en señal de solidaridad, Ertugrul Albayrak, que ha trabajado con él estos años.
La falta de Degirmenci ha sido expresar el pasado viernes a través de Twitter veinte razones por las que es partidario del no. El periodista se sumó así a la campaña #hayir (no), que se abre camino en las redes sociales.
En caso de ganar la consulta de abril, Erdogan acumulará muchos poderes ejecutivos y Turquía dejará de ser una república parlamentaria.
Degirmenci, con su expulsión, se suma a una ya larga lista de damnificados por expresar su rechazo a lo que consideran un deseado “cambio de régimen”. Erdogan y sus acólitos lo niegan y defienden en cambio que la reforma constitucional, de llevarse finalmente a cabo, fortalecerá la democracia en Turquía.
Sea como sea, otros opositores ya han sido detenidos, amenazados, insultados y calificados incluso como “terroristas”.
Por ejemplo, el mismo Erdogan dijo el pasado sábado que “los que quieren dividir, romper este país dicen no. Los que se oponen a nuestra bandera dicen no.”
Asimismo, Binali Yildirim, el actual primer ministro –que estaría orgulloso de eliminar su cargo si la reforma sale adelante–, llegó a preguntarse la semana pasada en un mitin “¿quién está diciendo no a estos cambios?” Y respondió que el PKK, la organización armada Partido de los Trabajadores del Kurdistán, y FETÖ, el movimiento liderado por el clérigo Fettulah Gülen, al que Ankara acusa de estar detrás del fallido golpe de Estado de julio. “Son terroristas –aseguró Yildirim– y naturalmente que nosotros decimos sí a lo que ellos dicen no”.
En la misma línea, el diario Akit colocaba en portada a los dos principales partidos de la oposición y los comparaba con varias organizaciones terroristas. Con una tirada de 50.000 ejemplares, Akit es el principal diario islamista de Turquía.
Con tantos intentos de deslegitimar a la oposición, no es de extrañar que varias manifestaciones hayan sido reprimidas con violencia, como la convocada por estudiantes y académicos el pasado viernes en la Universidad de Ankara. Las togas, dejadas en el suelo en señal de protesta, fueron pisadas por los agentes.
Mientras que las detenciones de miembros del partido prokurdo prosiguen, varias personas han sido llevadas a comisaría por pegar carteles a favor del no.
En Aydin, oeste del país, tres jóvenes fueron detenidos por exhibir una pancarta a favor del no en un partido de fútbol. La pancarta decía “No, no, cien mil veces no”. Junto a este lema había una foto de Baris Manco, estrella del rock anatolio-lisérgico. Los jóvenes pasaron cinco horas en comisaría antes de ser liberados.
También fueron detenidos otros tres jóvenes en Antalya, sur del país, pero esta vez tuvieron que esperar a la madrugada del día siguiente para recuperar la libertad. Su delito fue exhibir otra pancarta que rezaba “La voluntad de 80 millones (de turcos) no se puede rendir a una sola persona. No.”